Este artículo se publicó hace 17 años.
María Joao Pires: "En el mundo hay un genocidio muy bien camuflado"
Extraordinaria pianista, volcada desde hace años en su vocación docente, María Joao Pires es una mujer de apariencia frágil pero de enorme sensibilidad hacia todo lo que la rodea, inquieta ante un mundo en el que, afirma, "la miseria es más grande cada día y en el que hay un genocidio muy bien camuflado".
Después de su paso por la ciudad de Badajoz el sábado, la pianista portuguesa ha vuelto a Madrid para ofrecer hoy su tradicional concierto de otoño en el Teatro Real (patrocinado por Caja Duero), en el que tocará obras de Schubert, Beethoven, Scarlatti y Ginastera, junto al violonchelista Pavel Gomziakov, de "talento extraordinario".
En una entrevista con Efe, afirma encontrarse bien después de haber tenido que ser intervenida en Salamanca de una cardiopatía, tras un "año difícil, de violencia interior", confiesa en una conversación pausada, casi tímida.
Pero esa timidez se torna en pura energía ante el piano, con el que consigue llegar al corazón del espectador, sin distancias, sin la ceremonia ni el ritual de la música clásica. "No hay diferencia entre el que escucha y el que toca. La acción es la misma", añade.
Sobre el repertorio elegido, sonríe y manifiesta: "El programa es una cosa misteriosa; me gusta tener la impresión de que cuando estoy en el escenario estoy contando una historia".
Pires suele actuar acompañada, porque considera "muy importante, en la situación actual, especialmente en la música clásica, dar a los jóvenes oportunidades para ser conocidos. El escenario es para compartirlo, porque hay más comunicación y el protagonismo de un recital solo de piano es muy negativo", precisa.
Ahora vive en Brasil, pues decidió adoptar un nuevo rumbo después de haber empleado, desde 1999, toda su energía en un proyecto educativo nada convencional que fundó en la localidad portuguesa de Belgais, cerca de la frontera con Cáceres, donde se propicia el desarrollo integral de la personalidad del alumno.
Después de muchas decepciones en su país natal, reconoce que no puede decir que el Centro de Estudios de las Artes de Belgais esté bien. En este momento, a María Joao Pires "le duele Belgais".
"Tiene que haber un gran cambio en términos de estructura, tiene que volverse más independiente de mi, funcionar sin mi presencia constante", declara con sinceridad una pianista que empezó a trabajar con niños cuando tenía doce años.
La comprometida artista lisboeta, nacida en 1944 y que ofreció su primer concierto con tan sólo cuatro años, dice que en los últimos dos años se ha sentido "muy inútil" y necesita "motivación" y "un gran cambio".
"No me canso de luchar; me canso de tener una vida normal -de comprar cosas, de dormir en una cama...- en un mundo como éste. La situación actual me parece una dictadura mundial. La miseria es más grande cada día, la insensibilidad de los países ricos hacia los pobres... Estamos matando a la mitad del mundo; es un genocidio muy bien camuflado", se lamenta, consciente de su visión nada optimista.
María Joao Pires se siente muy querida en España, país donde no descarta ni vivir ni llevar a cabo algún proyecto, después de que fuera la Fundación Caja Duero (dependiente de la Caja de Ahorros castellano-leonesa) quien le prestara ayuda para respaldar su proyecto en Belgais en 2004, en un crítico momento.
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