Este artículo se publicó hace 16 años.
María Pagés impone en Chauen las leyes de su "República Flamenca"
La bailaora española María Pagés impuso esta noche en Chauen las leyes de su "Flamenco Republic", con las que ofreció un recorrido por las emociones más básicas, "desde la alegría exuberante hasta la tristeza o la nostalgia".
Así lo expresó la sevillana a EFE antes de su actuación, abierta por la elegancia de las palmas y del taconeo de sus ocho bailaores, cuatro hombres y cuatro mujeres que a lo largo de la velada se disputaron el protagonismo con la artista.
El movimiento sinuoso de su cuerpo y de sus brazos infinitos atrajo desde el principio a quienes llenaron la plaza central de Chauen en la pertura oficial del Festival Alegría, donde en más de una ocasión se escucharon ovaciones y aplausos espontáneos.
Las provocaciones entre Pagés y el resto del cuerpo de baile con los bastones, abanicos y castañuelas fue la parte que más vítores arrancó entre el auditorio, confirmando la opinión de la coreógrafa de que "lo que nos une con el mundo árabe es más que lo que nos separa".
"Hemos vividos demasiados años de espaldas a este mundo y ya es hora de que reconozcamos todas esas cosas que tenemos en común, que son muchísimas: el lenguaje, las comidas, los colores, el paisaje, la cultura en general, los sonidos...", señaló Pagés antes de subir al escenario.
Fue esa voluntad de participar en "todos esos eventos que se hagan para acercarnos" la que le trajo a este festival, que finaliza el sábado y tiene en su quinta edición, que gira en torno a la vecindad entre las dos orillas del Mediterráneo, una profunda vocación hispanomarroquí.
Finalizado el "Flamenco Republic" de esta noche la bailaora proseguirá por España una gira mundial que también la ha llevado por Francia o Egipto, y durante la cual afirmó no cesar de buscar nuevas fuentes de inspiración.
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