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Mario Gas estrena en el Teatro Español "Muerte de un viajante"

EFE

Hace sesenta años Arthur Miller revolucionó el teatro estadounidense con "Muerte de un viajante", todo un clásico que puso en cuestión por vez primera el sueño americano y que llega mañana al Teatro Español de Madrid con un montaje dirigido por Mario Gas que muestra la vigencia de esta tragedia demoledora.

"Todos somos un poco Willy Loman, sobre todo en una época de crisis como la actual", ha comentado hoy Mario Gas en la presentación de esta obra que protagoniza un vendedor ambulante neoyorquino de 60 años que recorre miles de kilómetros para ganarse unas míseras comisiones.

Willy Loman, un personaje que se ha convertido en todo un símbolo de la capacidad humana para soñar y autoengañarse, mientras las frustraciones y las ilusiones perdidas van acumulándose a sus espaldas, es interpretado por Jordi Boixaderas, que encabeza un reparto en el que participan también actores como Rosa Renom, Pablo Derqui, Oriol Vila, Camilo García (que dobla a actores como Harrison Ford o Anthony Hopkins) o Víctor Valverde.

Este nuevo montaje, una coproducción del Teatre Lliure, El Canal-Centre d'Arts Escèniques de Salt (Girona) y el Teatro Español, llega a Madrid, donde permanecerá hasta el 2 de agosto, después de haber recorrido varias ciudades catalanas, además de Pamplona y Sevilla, donde comenzó el itinerario de la versión en castellano de este clásico del siglo XX que, para esta ocasión, ha contado con una nueva traducción de Eduardo Mendoza.

Y es que Mario Gas entiende que es "higiénico y enriquecedor" actualizar las traducciones para acercarse a los "armónicos subliminales" de textos que "flotan" con el paso de los años y que mantienen "una carnalidad muy próxima al espectador", en especial en épocas de crisis como la actual en las que "viene como anillo al dedo".

Alejándose de tendencias de las traducciones de décadas pasadas que "podaban" los textos, Eduardo Mendoza ha realizado un trabajo sobre el texto íntegro original, que se estrenó en Broadway en 1949 y por el que el autor recibió el Premio Pullitzer.

Y lo ha hecho con una visión que no ha dejado de lado un aspecto curioso: "Arthur Miller tuvo la misma relación con América que con Marilyn Monroe, y no es irrelevante recordarla mientras escuchamos a Willy Loman" pues ella (con la que Miller estuvo casado cinco años) se ha convertido también en "un mito del siglo XX y, a su manera, un símbolo del sueño americano, seductor y triste, maravilloso y trágico".

Mario Gas ha construido este montaje con una escenografía, una iluminación y una música que conservan "la poética" de la época en la que Miller la escribió, con una carretera que se pierde en el horizonte, como los sueños delirantes del viajante, como centro y en la que "todo es parte de un lenguaje" para explicar la tragedia "de un hombre normal".

Jordi Boixaderas ha intentado dibujar a su personaje "de forma creíble, sin preocuparse por más" ni por las encarnaciones de este personajes que han hecho en el cine, el teatro o la televisión desde Dustin Hoffman a José Luis López Vázquez o José Sacristán.

"Estoy seguro de que reproduzco sin darme cuenta cosas de Dustin Hoffman y de que también, inconscientemente, aporto cosas nuevas", ha explicado hoy sobre su interpretación de un personaje que es "un soñador convulso, la presa perfecta de nuestra sociedad".

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