'Un trabajo delicado y complejo que está en marcha'. Así ha definido este miércoles la ministra Ana Mato la investigación que su departamento está llevando a cabo en colaboración con los expertos para dilucidar qué ocurrió con la auxiliar de enfermería infectada de ébola en España.

La titular de Sanidad —que nueve días después de confirmarse que estaba enferma, sigue sin saber cómo se contagió Teresa Romero— reconoció así, en el Congreso, que 'siguen abiertas todas las posibilidades' y pidió a los grupos de la oposición que sean 'prudentes' y no hagan 'lecturas precipitadas'. 

'Es evidente que ha sucedido algo que ha provocado un contagio', resumió la ministra. 'Por eso reforzamos los protocolos, para que no pudiera volver a repetirse la situación que se había producido en este país', agregó.  'Pero lo más responsable es esperar a las conclusiones de todos los expertos y evitar juicios de valor que puedan no ajustarse a la realidad', zanjó Mato tras haber enumerado, paso a paso, las actuaciones seguidas por el Gobierno desde que comenzó la crisis sanitaria, el pasado agosto.

La ministra se excusó, una vez más, con que se han seguido todos los 'protocolos internacionales' para eludir su responsabilidad en esta situación. De hecho, ni siquiera admitió haber cometido errores a pesar de reconocer que ha tenido que reforzar las medidas de seguridad y solicitar un presupuesto extra para hacer frente a esta crisis. 

Ambas sentencias fueron duramente reprobadas por los grupos de la oposición, que solicitaron a Mato que repruebe a la primera persona que especuló con la posible causa del contagio: el error humano de la propia Teresa. 'Pida la dimisión del consejero [de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez]', le exigió el portavoz de la Izquierda Plural en la Comisión de Sanidad del Congreso, Gaspar Llamazares. 'Nos pide que no hagamos juicios de valor; pídaselo primero al consejero de Madrid', le reclamó también la portavoz de UPyD, Rosa Díez, que tildó de 'intolerables' e 'indecentes' que Rodríguez acusara a Teresa de mentir sobre su estado.

'Sus declaraciones han sido desafortunadas y él mismo ha pedido ya disculpas', zanjó la ministra en su turno de réplica. 'Ahora lo que toca es salir trabajando todos juntos para seguir adelante y solucionar problemas que puedan surgir en un futuro', se limitó a responder. 'No basta con una carta del consejero pidiendo disculpas. No es momento de pedir responsabilidades, pero alguna acción habrá que tomar', opinó la portavoz de CiU, María Concepció Tarruella.

'Habrá que ver responsabilidades' en un futuro, reconoció Mato, quien, sin embargo, criticó a quienes 'intentan debilitar a un Gobierno' pidiendo su propia cabeza, como hicieron José Martínez Olmos y Joan Baldoví, del Grupo Socialista y Mixto (Compromís-Equo). Y se defendió, poniendo la tirita antes de la herida: 'Estoy trabajando con mucho más ahínco del que hacía antes [sic]', zanjó Mato. 

En la una línea parecida, todos los intervinientes en la Comisión exigieron a la ministra que admita dos cuestiones: que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la ha desautorizado al poner al frente del gabinete de crisis a Soraya Sáenz de Santamaría y que su departamento ha cometido errores desde el momento en que decidió repatriar a los sacerdotes infectados procedentes de Liberia y Sierra Leona (Miguel Pajares y Manuel García Viejo, respectivamente). Ninguno de estos puntos fueron admitidos por Mato. 

Es más, insistió en que en aquel entonces estaba convencida de que los protocolos eran seguros y dijo que, por ello, actuaría de la misma manera, repatriando a los cooperantes, cumpliendo su 'obligación'. 'Lo volvería a hacer, siempre que se garantice la seguridad de los ciudadanos, como lo teníamos garantizado con el cumplimiento de los protocolos', sentenció la ministra. Sí dijo que 'probablemente' el Gobierno no lo había hecho 'todo bien', pero insistió en que su departamento actuó 'desde el minuto cero'. 'El Gobierno ha estado actuando con diligencia, responsabilidad y transparencia', concluyó.