Este artículo se publicó hace 16 años.
Maurizio Pollini dice que la imagen que ha quedado de Mozart es limitada y superficial
Ensalzado por su destreza e inteligencia, Maurizio Pollini es uno de los grandes pianistas de nuestro tiempo, que opina que, en general, la imagen pública que queda de un compositor se limita a un "cliché", y más si cabe en el caso de Mozart, del que acaba de grabar un disco.
Hombre de gran discreción, afable y tímido, que rehuye los elogios, se ha paseado estos días por Madrid en una visita especial, en la que ha hablado con Efe de sus proyectos.
El lunes ofreció un concierto en el Auditorio Nacional de Música y mañana tocará en el Teatro Real, dentro del Ciclo Beethoven del coliseo madrileño, en el que coincide con su gran amigo, el director de orquesta Claudio Abbado, con quien puso en marcha en los años sesenta conciertos en fábricas, centros sociales y barrios de trabajadores, a donde nunca antes había llegado la música.
Pollini ha aprovechado esta estancia en Madrid, una vez más, para volver al Museo del Prado y tiene en agenda otras visitas museísticas. "Estoy muy contento de hacer música para este público, que me gusta mucho; además, son ustedes muy afortunados por tener estos museos", afirma.
Esta visita coincide con el lanzamiento de su último disco (Deutsche Grammophon), el segundo que dedica a Mozart desde 2006 y, de nuevo, con la Filarmónica de Viena.
Artista muy comprometido con la difusión de la música contemporánea, que incluye siempre en sus conciertos, reconoce que "ha grabado poco de Mozart, pero eso no significa que no tenga una fuerte relación con este compositor". "Es que no grabo todo mi repertorio", ha explicado el intérprete, que en esta ocasión se ha decantado por los conciertos que compuso el genio de Salzburgo en Viena entre 1782 y 1786.
Pollini demuestra una gran admiración por Mozart, y reconoce que si en general la imagen que tiene el público de los compositores es "un cliché", en su caso es "muy limitada y superficial". "Se sabe que era una persona increíblemente dotada, que como por milagro era capaz de expresar muchísimas emociones; por el contrario, pienso que era muy consciente de lo que hacía, que miró al mundo con una extremada inteligencia y capacidad de comprensión".
"Ha sido uno de los compositores que mejor ha expresado la humanidad en sus óperas y era consciente de ello. Es de los pocos, junto a Bach o Beethoven, capaz de expresar todos los mundos", prosigue el pianista italiano, que en este disco interpreta y dirige él mismo a la Filarmónica de Viena.
Esta es "una opción", como se hacía en los tiempos de Mozart, que no está exenta de dificultad, pero que también tiene sus compensaciones.
"Es muy cansado porque tienes toda la responsabilidad, pero también tienes una mayor relación con la orquesta, más directa, y una idea muy general de lo que ocurre", añade Maurizio Pollini, quien resalta de la histórica Filarmónica de Viena su "extrema flexibilidad, su rapidez y su entusiasmo".
Pollini no interpretará a Mozart en su cita de mañana en el coliseo madrileño, donde ofrecerá un repertorio con piezas de Arnold Schönberg -las primeras que compuso tras abandonar la tonalidad- y muy especialmente de Beethoven, con dos sonatas que pretenden dar el contrapunto a la ópera "Fidelio" que se representa en el Real.
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