Este artículo se publicó hace 16 años.
La mayor caída de producción industrial de la historia golpea a Japón
La economía japonesa sigue hundiéndose en la recesión, tal y como confirman los preocupantes datos de noviembre publicados hoy por el gobierno, como el incremento del paro y la mayor caída de la producción industrial de la historia.
Japón produjo el pasado mes de noviembre un 8,1 por ciento menos de automóviles, maquinaria y productos de alta tecnología que en octubre.
Los expertos habían predicho una caída del 6,6 por ciento, pero el dato finalmente publicado implica que desde septiembre la producción de la poderosa industria japonesa ha caído casi un 10 por ciento.
Japón nunca se había enfrentado a un dato así desde que comenzó a publicar este indicador en febrero de 1953.
La razón principal es la brutal caída de la demanda de un mundo en crisis, sobre todo en las principales economías importadoras de los productos japoneses.
El recorte ha sido tal que gigantes como Toyota han tenido que paralizar la actividad en algunas de sus plantas para abastecer a su mercado cada vez más delgado con el exceso de automóviles producido antes de la explosión de la crisis.
Las empresas japonesas han reducido su producción pero no habían calculado que el frenazo en la demanda fuera a ser tan rápido.
Precisamente el sector del automóvil ha resultado ser uno de los peor parados del bajón de producción, con una caída del 14,9 por ciento en noviembre respecto al mes anterior.
Pero existe otra razón para la hecatombe en la que se ha visto sumergido el Japón industrial: la rápida revalorización del yen japonés.
Un yen muy caro dificulta enormemente las exportaciones porque hace los productos fabricados en Japón más caros para los compradores con divisas extranjeras, más aún en época de crisis para las economías del dólar estadounidense, el euro y la libra esterlina.
Pero, además, el efecto negativo para las grandes compañías exportadoras japonesas es doble, porque los beneficios que logran en el extranjero quedan diezmados una vez son repatriados a causa del alto precio del yen.
Por eso grandes compañías como Canon, Honda o Suzuki se han visto muy afectadas por el encarecimiento del yen de un 25 por ciento en los últimos meses.
A este panorama se une el dato de que en noviembre en Japón había 100.000 parados más que en el mismo mes del año anterior.
El dato del paro, el 3,9 por ciento, parece envidiable mirado desde otras latitudes, pero Japón es una economía con un paro tradicionalmente muy bajo.
Lo que realmente resulta preocupante es que el nivel de ofertas de empleo por cada 100 buscadores de trabajo se situó el mes pasado en su nivel mínimo en casi cinco años.
En noviembre por cada 100 japoneses que buscaban trabajo las empresas japonesas sólo ofrecían 76 empleos.
Y para empeorar las cosas, la publicación de que en noviembre la inflación se redujo al 1 por ciento ha levantado las especulaciones de que el próximo año Japón puede caer en la deflación.
La inflación del 1 por ciento se debió a los precios de la alimentación, pero la caída del precio de la gasolina y su poco probable incremento hacen prever una progresiva caída de los precios.
Hace un mes y medio, se hizo público que Japón, la segunda economía del mundo, había entrado oficialmente en recesión después de encadenar dos trimestres consecutivos de contracción del PIB, algo que no ocurría desde 2001.
El dato del PIB de entre julio y septiembre empujó a la economía japonesa al lodazal de la crisis: Japón creó durante el tercer trimestre un 0,4 por ciento de riqueza menos que durante el mismo periodo del año anterior.
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