La especialista en cáncer de mama Julie Gralow confía en que, en un futuro, se podrá prescindir de la quimioterapia para tratar los tumores.

Determinados fármacos sólo han de usarse en los tumores que, por sus características genéticas, está demostrado que responden. Pero ¿qué se debe decir al paciente al que se le niega uno de estos fármacos, que se ha tirado la toalla con su caso?

Afortunadamente, tenemos muchas alternativas terapéuticas contra el cáncer y el hecho de que algunos fármacos sólo sean eficaces contra determinados tumores no perjudica a los pacientes que no se pueden beneficiar. El ejemplo perfecto de la medicina personalizada es el trastuzumab (Herceptin), un fármaco biológico que funciona de forma clara en los tumores que expresan una determinada proteína, la Her2. Pero otros muchos medicamentos modernos no sabemos exactamente con qué tumores funcionan, por lo que los usamos con muchos pacientes. Hoy en día se está sobremedicando a muchos enfermos, lo que hay que evitar. Cualquier terapia tiene efectos secundarios, además de costar dinero.

Hay que conocer al máximo el tipo de cáncer para atacarlo con éxito, pero ¿cómo financiar las pruebas genéticas?

El precio se está abaratando constantemente. Cuando se empezó con el cáncer de mama, mi especialidad, costaba 100.000 dólares, ahora por 35.000 se sabe si el tumor es positivo a 21 genes distintos. En EEUU lo hace sólo una compañía, pero ya le ha salido competencia en Europa, una empresa que analiza 60 genes. La tecnología cada vez va a ser más competitiva.

Uno de los campos del cáncer que más preocupa es la detección precoz de los más agresivos y de las recurrencias. ¿Hay alguna novedad en este campo?

Los datos en esta área no han sido muy positivos. Por ejemplo, no se ha demostrado la utilidad de chequear de forma sistemática a todos los fumadores para detectar antes el cáncer de pulmón. En realidad, este tipo de cribado sólo se ha mostrado eficaz en muy pocos caso, como con la mamografía. Tampoco se ha visto que estudiar un marcador tumoral, el C125, sirva para reducir la supervivencia en la recurrencia del cáncer de ovario.

Se ha visto que los fármacos biológicos por sí solos aumentan el tiempo sin enfermedad. ¿Se llegará a prescindir de la quimioterapia?

Es mi esperanza. Creo que en un futuro podremos estudiar un tumor de tal forma que sepamos qué fármacos biológicos, dirigidos a genes concretos, utilizar. Conseguiríamos hacer así un cóctel que frene el cáncer y que no haga al paciente sentirse enfermo.