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Un médico con vínculos guerrilleros

Abdullah Abdullah, ex ministro de Exteriores, es tayiko y pastún

M. CENTENERA

El eterno ministro de Exteriores de Afganistán quiere ahora ser presidente. Abdullah Abdullah, una de las caras afganas más conocidas internacionalmente, nació en Kabul en 1960, hijo de padre pastún y madre tayika. Alumno brillante, se licenció como oftalmólogo en la capital afgana y ejerció como médico en Pakistán, donde vivían millones de refugiados afganos.

Sin embargo, en 1982 colgó la bata de doctor y se unió a la guerrilla de la Alianza del Norte, dominada entonces por el legendario comandante tayiko Ahmed Sha Masud. Con ellos combatió primero a los soviéticos y después a los talibanes y fue, además, el portavoz internacional gracias a su dominio del inglés y el francés. En el breve Gobierno formado entre una lucha y otra, ocupó por primera vez la cartera de Exteriores, que volvió a sus manos tras el derrocamiento del mulá Omar, en 2001.

El presidente Hamid Karzai le despidió fulminantemente en 2006. Cuando, tres años más tarde, le tendió la mano ofreciéndole la vicepresidencia, Abdullah se negó y lanzó su candidatura. Cómodo ante las cámaras, la estrella en auge de la política afgana ha enarbolado la bandera del cambio, atrayendo a millones de personas desencantadas con la corrupción del Gobierno de Karzai. Gracias a la mezcla étnica que corre por sus venas, Abdullah se presenta como el candidato más idóneo para superar las divisiones del país, pero tiene una difícil asignatura pendiente: vencer los recelos de los pastunes a sus vínculos con la Alianza del Norte, dominada por tayikos.

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