Este artículo se publicó hace 12 años.
Médicos Italia salvan a bebé con corazón artificial más pequeño
Por Antonio Denti
Un grupo de médicos italianos salvó la vidade un bebé de 16 meses mediante el implante del corazónartificial más pequeño del mundo, que lo mantuvo con vida hastaque se encontró un donante y se le realizó un trasplante.
Los doctores del Hospital Bambino Gesu de Roma dijeron quela operación se realizó el mes pasado y que se hizo pública estasemana. El bebé, cuya identidad se preservó, fue mantenido convida durante 13 días antes del trasplante y actualmenteevoluciona bien.
El niño padecía una miocardiopatía dilatada, una enfermedaddel músculo del cardíaco que normalmente genera el achicamientoo agrandamiento de las fibras del corazón. La condición debilitael corazón gradualmente, deteniendo su capacidad de bombearsangre de forma efectiva.
"Esto es un hito", dijo a Reuters Televisión el cirujanoAntonio Amodeo, quien agregó que aunque el dispositivoactualmente se utiliza como puente hasta la llegada deltrasplante, en el futuro podría ser una solución permanente.
Antes del implante, el bebé también tenía una infeccióngrave alrededor de la bomba mecánica que se le había colocadopreviamente para respaldar la función de su corazón natural.
"Desde el punto de vista quirúrgico, esto no fue realmentedifícil. La única dificultad que enfrentábamos era que el niñohabía sido operado muchas veces antes", dijo el experto.
La pequeña bomba de titanio pesa apenas 11 gramos y puedemanejar un flujo de sangre de 1,5 litros por minuto. Un corazónartificial para adultos pesa 900 gramos.
Amodeo indicó que el bebé se había vuelto parte de lafamilia y que el equipo quería hacer todo para ayudarlo.
"El paciente estaba en nuestra unidad de cuidados intensivosdesde el mes de vida (...) Era uno de nosotros", dijo el médico.
"Cada día, cada hora, durante más de un año, estuvo connosotros. Por eso, cuando tuvimos el problema no pudimos hacermenos que lo mejor", agregó.
Los doctores indicaron que el dispositivo, inventado por elmédico estadounidense Robert Jarvik, anteriormente sólo habíasido probado en animales.
El hospital necesitó un permiso especial de Jarvik y delMinisterio de Salud italiano antes de avanzar con elprocedimiento.
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