Este artículo se publicó hace 15 años.
Medvédev, un año de grandes retos marcado por la sombra de Putin
El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, cumple hoy el primer año de su mandato al frente del Kremlin, que ha estado marcado por la guerra en Georgia, la crisis económica, las tensiones con Occidente y la sombra de su antecesor y actual primer ministro, Vladímir Putin.
"Si en su tiempo le hubiesen dicho a Medvédev que le esperaba una guerra en el Cáucaso y una catástrofe en la economía mundial seguramente no hubiera aceptado la candidatura (presidencial)", afirmó Gleb Pavlovski, politólogo próximo al Kremlin, en una entrevista con el semanario "Argumenty i Fakty".
La primera acción de Medvédev como presidente de Rusia fue presentar, hace hoy un año, a la Duma o Cámara de Diputados la candidatura de su antecesor a la jefatura del Gobierno, que supuso la consagración del tándem Medvédev-Putin.
Algunos consideran a Medvédev como un mero ejecutor de la voluntad de Putin con la misión de cuidar el sillón presidencial hasta las elecciones de 2012 o hasta cuando su antecesor estime conveniente, pero otros sostienen que estos doce meses en el Kremlin lo han convertido en un estadista de peso.
En cualquier caso, según una encuesta efectuada en vísperas del cumplimiento del primer año de Medvédev en el Kremlin, el 80 por ciento de los rusos está convencido de que éste continúa "exactamente" o "en líneas generales" la política de su antecesor.
De acuerdo con ese sondeo, realizado por el Centro Levada, el 11 por ciento de los encuestados considera que Medvédev lleva a cabo un cambio paulatino del rumbo político heredado de Putin, mientras que sólo el 2 por ciento cree que la política del actual presidente es completamente diferente de la del anterior.
El 48 por ciento de los participantes en la encuesta opina que el poder en el país está en manos de Medvédev y Putin en igual medida; el 30 por ciento está convencido de que el primer ministro es quien realmente manda en el país, mientras que sólo el 12 por ciento cree que la voz cantante la lleva el presidente.
El primer año en el Kremlin no ha sido fácil para Medvédev: a sólo tres meses de comenzada su andadura presidencial ordenó la invasión militar de Georgia, en una operación para "imponer la paz" al vecino país, después de que las tropas georgianas entrasen en la región separatista de Osetia del Sur.
La guerra de agosto en Transcaucasia, que duró apenas cinco días, y el posterior reconocimiento por el Kremlin de las independencias de las regiones separatistas georgianas de Osetia del Sur y Abjasia, tensaron las relaciones con Occidente a tal extremo, que la OTAN decidió incluso congelar su cooperación con Rusia.
Mientras, las relaciones entre Moscú y Washington pasaban por su peor momento desde la época de la perestroika de Mijaíl Gorbachov.
Al rechazo de Estados Unidos a la invasión rusa de Georgia se sumaba la insistencia norteamericana en emplazar su escudo antimisiles en Europa, iniciativa considerada por el Kremlin como una amenaza directa a la seguridad nacional de Rusia.
Pero con la llegada en enero pasado del demócrata Barack Obama a la Presidencia de Estados Unidos comenzaron a soplar nuevos aires en las relaciones ruso-estadounidenses.
Tan enrarecidas estaban, que la nueva secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, empleó el término informático "reset" (reiniciar, en inglés) para destacar la necesidad de relanzar, con otro espíritu, las relaciones entre ambos países.
El primer contacto directo entre Medvédev y Obama, que tuvo lugar el 2 de abril pasado en Londres, en el marco de la cumbre del G-20 para abordar la crisis económica mundial, confirmó la disposición de los mandatarios de impulsar la cooperación bilateral, incluida en materia de desarme.
Cuando en mayo de 2008 Medvédev asumía la Presidencia, la crisis financiera global comenzaba a gestarse y la estabilidad de Rusia, arropada con ingentes reservas de divisas, parecía a prueba de toda turbulencia.
Pocos meses después la crisis tocaba a la puerta de Rusia: el desplome de los precios del crudo, el principal producto de exportación ruso, no tardó en dejarse sentir.
Desde agosto del año pasado las reservas rusas han disminuido en más de 210.000 millones de dólares.
Sin embargo, la gestión económica es competencia del Gobierno y, por tanto, según apuntan algunos comentaristas, el desgaste político del manejo de la crisis afectará al primer ministro, y no al presidente.
En opinión de Pavlovski, si Medvédev consigue que mejore el nivel de vida de la población tendrá todo para aspirar a la reelección en 2012.
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