Este artículo se publicó hace 16 años.
Medvédev critica la política occidental de "revisión de fronteras"
El nuevo líder ruso, Dmitri Medvédev, criticó hoy la política occidental de "revisión de fronteras" al presidir el primer desfile militar con misiles intercontinentales y armamento pesado en la Plaza Roja desde la caída de la URSS.
"Debemos tomarnos muy en serio los intentos de interferir en los asuntos de otros Estados. Más aún, los intentos de revisar las fronteras", dijo Medvédev durante un breve discurso desde la tribuna instalada a espaldas de las murallas rojas del Kremlin.
Medvédev, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de Rusia, reiteró las críticas vertidas por su antecesor, Vladímir Putin, al reconocimiento de la independencia de Kosovo por Estados Unidos y parte de la Unión Europea.
"No se deben menospreciar las normas del derecho internacional, sin las cuales no sería posible la seguridad y un orden mundial justo", dijo el flamante presidente ruso, jurista de formación.
Además, criticó veladamente a EEUU al asegurar que la historia enseña que "los conflictos militares no estallan por sí mismos, sino que los instigan aquellos cuyas ambiciones irresponsables se sobreponen a los intereses de países y continentes".
Medvédev, que hizo estas afirmaciones durante su primer acto público desde que fuera investido este miércoles como presidente ruso, puso de manifiesto que seguirá al pie de la letra la política exterior marcada por su predecesor durante los últimos ocho años.
Putin, que fue quien decidió reanudar los grandiosos desfiles militares de la era soviética para conmemorar el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, secundó en todo momento en la tribuna a Medvédev, ahora en calidad de primer ministro y líder en la sombra.
En materia de defensa, Medvédev aseguró que el armamento desplegado en la Plaza Roja garantiza "una defensa fiable de la patria".
"Nuestro Ejército y nuestra flota cobran fuerza. Se fortalecen igual que la propia Rusia y su poderío actual es un reflejo de la gloria histórica del armamento ruso", proclamó.
Además, rindió tributo a los veteranos y a los millones de soldados rusos caídos en la Gran Guerra Patria, como se conoce en este país la participación soviética (1941-45) en la Segunda Guerra Mundial, que costó la vida a casi 9 millones de militares rusos.
Al término de la alocución, los más de ocho mil soldados que esperaban en posición de firmes en la céntrica plaza moscovita prorrumpieron en sonoros hurras.
Medvédev, que recibió el miércoles el maletín con el "botón nuclear", que le permitirá controlar los mandos del arsenal atómico, asistió a partir de entonces al despliegue al más puro estilo soviético de más de un centenar de ingenios del armamento estratégico y convencional ruso.
Las estrellas del desfile fueron los misiles balísticos intercontinentales Tópol-M, el arma más temible del arsenal nuclear ruso.
Los Tópol, que tienen una ojiva de un megatón de potencia, se desplazaron por la plaza en una plataforma automotriz de siete ejes, 22,7 metros de largo y cien toneladas de peso.
Otra pieza que fue mostrada en público por vez primera fueron los cohetes táctico-operativos Iskander-M, capaces de superar el escudo antimisiles norteamericano y que son muy codiciados por regímenes denostados por Washington como Siria.
Además, los presentes y los millones de rusos que siguieron la parada por televisión pudieron ver los sistemas de defensa antiaérea Tor, treinta de los cuales fueron adquiridos por Irán, las baterías de defensa aérea con cohetes S-300 PMU2 "Favorit", y las lanzaderas de misiles (Grad, Smerch y Uragán), empleadas por el Ejército ruso durante la guerra de Chechenia.
Entre el armamento convencional, el más esperado fue el tanque "volador" T-90, capaz de saltar desde un avión en marcha y alcanzar una velocidad de unos 70 kilómetros por hora.
Los cielos de Moscú también fueron surcados por cazas Su-25, Su-27 y Mig-29, bombarderos estratégicos supersónicos Tu-160, que pueden alcanzar velocidades de hasta 2.230 kilómetros por hora, y el gigante An-124 Ruslán, el mayor avión militar de transporte del mundo.
La parada, criticada por la oposición liberal por su alto coste y descrita como una "inútil" demostración de fuerza, tuvo reminiscencias soviéticas, ya que algunas unidades desfilaron con estandartes en las que figuraba la hoz y el martillo comunista.
Putin anunció en 2007 un nuevo programa de rearme, que incluye la puesta en servicio de misiles balísticos intercontinentales, submarinos nucleares y aviones estratégicos, la conocida como "tríada nuclear" en un intento de mantener la paridad con EEUU.
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