La dirección musical del indio Zubin Mehta y la escénica de Carlos Pedrissa, del grupo teatral español La Fura dels Baus, lograron que la versión de la ópera "Sigfrido", del compositor alemán Richard Wagner, estrenada hoy en el Palau de les Arts de Valencia (este), sea plenamente del siglo XXI.

El uso de las nuevas tecnologías, pero fiel a las raíces de la mitología germánica, ha permitido lograr en esta conjunción un espectáculo visual de calidad, con ágiles movimientos de escena y unas sugestivas imágenes, que ha acompañado a una música interpretada con brillantez por la Orquesta de la Comunidad Valenciana.

"Sigfrido", es la tercera parte de la tetralogía "El Anillo del Nibelungo", que el Palau de les Arts ofrece por entregas anuales, ya que en 2007 se representó "El oro del Rhin" y "La Walkiria", mientras que "El crepúsculo de los dioses" está programado para el 2009.

El tenor ruso Leonid Zakhozhaev, con una sólida voz que ha resistido bien las más de cuatro horas de duración de la obra, encarnó a un aguerrido Sigfrido que derrota a la sierpe-dragón (el gigante Fafner) hasta lograr el anillo del Nibelungo y que únicamente ha conocido el miedo cuando descubre el amor de Brünhilde.

Su papel fue muy aplaudido por el público, que le perdonó la pérdida de compás en el final del primer acto cuando, con rítmicos martillazos, forjaba la espada Notung.

Con un papel circunscrito exclusivamente al tercer acto, la protagonista femenina, la soprano estadounidense Jennifer Wilson, evocó a una rebelde Brünhilde, con una voz de amplio registro y finos matices, que, tras ser castigada al exilio, supo cautivar a Sigfrido.

Tanto el barítono finlandés Juha Usitalo (en el papel de Wotan-El Caminante) como el tenor alemán Gerhard Siegel (en el papel del nibelungo Mime) alcanzaron una gran brillantez en sus cometidos, sobre todo el segundo, con una intervención en la que dejó constancia de sus cualidades vocales e interpretativas.

El público rubricó la brillante actuación del director de orquesta Zubin Mehta y la Orquesta de la Comunidad Valenciana que, con todos sus integrantes, subió al escenario al final de la obra para recibir una cerrada ovación.

La escenografía de Carlus Pardissa (La Fura dels Baus) puso las nuevas tecnologías al servicio de Wagner (1813-1883), ya que utilizó proyecciones audiovisuales y artilugios móviles para adentrarse en la mitología germánica de gigantes, nibelungos, valquirias, dioses y dragones.