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Méndez acusa a la patronal de enrocarse y boicotear el acuerdo

La recta final de la negociación entre sindicatos y patronal se complica por la posición maximalista de la CEOE

A. R.

Sindicatos y patronal afrontan con dificultades la recta final de las negociaciones. Los secretarios generales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, y el presidente de la CEOE, Juan Rosell, mantuvieron una reunión para tratar de acercar posturas que no dio frutos. Los encuentros entre representantes de ambas partes continuaron durante la tarde y lo harán durante el día de hoy, según fuentes conocedoras de la negociación. Su resultado será clave para conocer hasta qué punto llega el acuerdo entre los agentes sociales.

Como ha sucedido en otras ocasiones en los últimos años, la patronal ha vuelto a poner sobre la mesa sus propuestas más maximalistas en el último momento y cuando parecía que el acuerdo era posible. Fue el caso de las negociaciones entre los sindicatos y la CEOE liderada por Gerardo Díaz Ferrán. También en la ya presidida por Juan Rosell, cuando sindicatos y patronal trataron de pactar, por ejemplo, la reforma de la negociación colectiva. De hecho, Cándido Méndez acusó a la CEOE de 'enrocarse' en posiciones que entorpecen el acuerdo. Según Méndez, la negociación ha sufrido 'una especie de vaivén' después de que la patronal haya sacado a relucir de nuevo una serie de reivindicaciones 'que no son convenientes en este momento'.

La semana pasada, la CEOE volvió a la carga con algunas de sus viejas peticiones, como un contrato con un despido más barato de 20 días por año trabajado (frente a los 45 y 33 de los contratos indefinidos actuales) y congelación salarial para los próximos dos años. Hasta ese momento, la patronal se había limitado a hablar de crecimiento 'extremadamente moderado' de los sueldos, pero no de congelación, algo inaceptable para los sindicatos. El presidente de la patronal madrileña CEIM, Arturo Fernández, uno de los representantes del ala dura patronal, ahondó en la posición de la CEOE y aseguró que no es el momento de firmar 'una reforma laboral escasa'. Su homólogo en la patronal catalana Foment del Treball, Joaquim Gay de Montellà, ya daba por hecho que la reforma laboral será por decreto.

'Medidas como el abaratamiento del despido, la descausalización del mismo y la congelación salarial a machamartillo no beneficiarán en la lucha contra la crisis, sino que la perjudicarían', subrayó el secretario general de UGT.

No obstante, la actitud de Méndez y Toxo aún era de esperanza, aunque un tanto forzada. Ambos todavía confiaban en la posibilidad de alcanzar un pacto 'equilibrado y razonable', pero reconocían la existencia de dificultades complicadas de superar.

UGT, CCOO y CEOE tenían la intención de presentar al Gobierno un acuerdo, o al menos sus líneas generales, antes del Consejo de Ministros del viernes. Sin embargo, todo indica que el pacto sólo sería posible en las materias menos conflictivas, en las que los agentes sociales llevan ya tiempo trabajando. Es el caso de las mutuas y el absentismo laboral, la solución extrajudicial de conflictos, la formación y el traslado de varios festivos a lunes. Esta última medida fue la última en llegar a la mesa de negociación, de mano de la CEOE. Los asuntos más espinosos, como la contratación y lo relativo a salarios y convenios, quedaría, una vez más, en manos del Gobierno.

En cualquier caso, los líderes sindicales insistieron en algo que ya han subrayado desde su reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: los plazos y ultimátum no son buenos compañeros de las negociaciones. 'Deberían intentar, si le dan valor al acuerdo, no ser muy taxativos en los plazos, porque podría ocurrir que tuviésemos encauzados los puntos más conflictivos del acuerdo pero necesitásemos un poco más de tiempo', dijo Méndez. 'Las cosas de las que estamos hablando son muy importantes. Una reforma laboral no genera cinco millones de empleos mientras la economía no crezca', destacó Toxo.

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