Merkel teme por la mayoría conservadora

La canciller Angela Merkel tiene un sueño: cambiar al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), con el que formó una gran coalición hace cuatro años, por el Partido Libre Democrático (FDP), de perfil marcadamente neoliberal y socio preferido de los conservadores alemanes. El último barómetro político de la televisión pública ZDF, publicado ayer, señala que Merkel y los liberales tienen una ajustada mayoría del 50% para las elecciones del próximo día 27. Pero todas las demás encuestas de la semana indican que el sueño de Merkel pende de un hilo.

En el Bundestag, la Cámara baja del Parlamento alemán, ya hay ahora una mayoría de izquierdas. El SPD, Los Verdes y el partido Die Linke (La Izquierda) del disidente socialdemócrata Oskar Lafontaine ocupan más de la mitad de los escaños. Pero los socialdemócratas se niegan rotundamente a coaligar en Berlín con el partido de Lafontaine, fundado en junio de 2007 cuando antiguos miembros y simpatizantes del SPD se fusionaron con los antiguos comunistas del este. El SPD autoriza en cambio la colaboración con Die Linke en los länder, los estados federados alemanes.

Los Verdes, ambivalentes

El impopular candidato socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, basa su negativa a colaborar con La Izquierda en supuestas diferencias en política económica y exterior, además de "la persona de Lafontaine", como repiten como un mantra todos los dirigentes del partido.

Los Verdes, la fuerza eco-pacifista que llegó al poder en 1998 con el SPD de Gerhard Schröder, mantienen en estas elecciones una actitud ambivalente y dejan abiertas todas las opciones para regresar al Gobierno. Pueden aliarse con el SPD y el FDP, la "coalición semáforo" que propugna Steinmeier. "Nuestro principal objetivo es conseguir más votos que el FDP", explicó el líder verde Cem Özdemir. De momento, Izquierda y Los Verdes rondan el 11%, y el FDP el 14%.

Özdemir, copresidente de Los Verdes desde hace 10 meses, es el primer diputado de origen turco que conquistó un escaño en el Bundestag, en el lejano 1994. Tras la experiencia de Gobierno con el SPD de Schröder entre 1998 y 2005, su partido podría volver ahora al poder con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel y los liberales en una coalición Jamaica, llamada así porque los colores de los tres partidos coinciden con los de la bandera de la isla caribeña.

La oportunidad de Steinmeier

Los ecopacifistas, que apuestan salir de la crisis con un New Deal verde, también podrían participar en un Gobierno de izquierdas con el SPD y La Izquierda, pero los recelos de Los Verdes contra el partido de Lafontaine no son menores que en el SPD. "La Izquierda es extremadamente populista. Eslóganes de campaña como Riqueza para todos parecen ya dadaístas", criticó Özdemir.

Steinmeier, antiguo jefe de oficina de Schröder cuando éste era primer ministro de Baja Sajonia y después en Berlín, cuando el SPD regresó al poder en 1998, tendrá mañana su mejor oportunidad de ganar puntos frente a la canciller en un debate televisivo que les enfrentará durante 90 minutos.

La democristiana Merkel apenas ha reaccionado hasta ahora a los ataques de Steinmeier, su ministro de Asuntos Exteriores de la gran coalición. La canciller, socialdemocratizada a la fuerza en la gran coalición, cultiva un estilo presidencial. Se presenta como salvadora de Opel, se disculpa por "posibles" víctimas civiles del ataque ordenado por los alemanes en Kunduz (Afganistán) y brilla en las cumbres internacionales con sus planes para domar a los bancos.

La precampaña ha sido cualquier cosa menos emocionante. El Nobel de Literatura Günter Grass recomendó el jueves a Steinmeier que pase a la ofensiva de una vez para evitar que a Merkel le alcance para coaligar con los "apóstoles y profetas neoliberales" del FDP.