Este artículo se publicó hace 15 años.
México recurre a la Marina, reforzando la lucha contra el narco
Al enfrentarse a cárteles de la droga cada vez más violentos, el presidente mexicano Felipe Calderón está recurriendo a las fuerzas de elite de la Marina del país para reforzar la guerra contra el narcotráfico que encabeza el Ejército.
Y apenas empezó a actuar, la Marina se anotó la mayor victoria en los tres años de combates de Calderón contra los cárteles, al enfrentarse esta semana en un tiroteo con una de las mayores bandas del país y matar al capo Arturo Beltrán Leyva, rompiendo con su papel tradicional y entrando a tierra.
En una hermética operación conocida sólo por un puñado de oficiales de Gobierno, los marines fuertemente armados localizaron y mataron a Beltrán Leyva, conocido como "El Jefe de Jefes" en un lujoso complejo de apartamentos cerca de la capital mexicana.
El golpe vino tras una cadena de operaciones a lo largo de México que incluyó la muerte un líder del Cartel de Golfo en la norteña ciudad de Monterrey a principios del mes.
Analistas dicen que los marinos cuentan con entrenamiento especial, son pocos y más efectivos y tienen menos riesgo de una filtración de información que el Ejército o la policía.
Sin embargo, recurriendo a la armada Calderón corre el riesgo de exponer esta fuerza al poder de corrupción de los cárteles, que están ampliamente infiltrados en la policía y están ahora intentando hacer lo mismo con el Ejército.
Con 49.000 soldados, el Ejército sigue encabezando la batalla contra el tráfico de drogas, pero ahora enfrenta acusaciones de abusos a los derechos humanos y de corrupción.
Las acciones del Ejército han también alimentado la guerra entre los cárteles rivales, preocupando a inversores extranjeros y a Washington, mientras alrededor de 7.000 personas han muerto este año en la ola de violencia.
"La Marina está entrando en un momento cuando el Ejército corre el riesgo de estar desacreditado en cuanto a derechos humanos y la estrategia de Calderón que sufría de una falta de ideas", dijo Pedro de la Cruz, un experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Pero no puede alejarse del hecho que esto es un impulso temporal y que la reforma de la policía y de la justicia sigue siendo clave para resolver el problema del crimen organizado", agregó de la Cruz, en una entrevista telefónica con Reuters.
¿GRIETA EN LAS FUERZAS ARMADAS?
En el combate, las tropas navales lucen virtualmente igual que los soldados, pero guardan celosamente su independencia del Ejército y mantienen su distancia de las fuerzas policiales a menudo corruptas, que el Gobierno intenta reformar.
"Trabajamos solos, no confiamos en la policía. Estamos comprometidos con la lucha", dijo a Reuters un capitán de la Marina en la fronteriza Tijuana, que pidió omitir su nombre por razones de seguridad.
En las ciudades de la frontera norte como Tijuana y Juárez, los soldados han perdido apoyo local por irrumpir violentamente en los hogares y cantinas buscando sospechosos, y por acosar a estudiantes en retenes militares. Algunos soldados han sido acusados de tortura, pero niegan los cargos.
La Marina, que cuida la seguridad en puertos y costas, es mucho más discreta en México y había jugado un papel marginal en la guerra contra las drogas, pese al alto nivel de capacitación de las tropas que son consideradas relativamente libres de corrupción.
Aunque el Ejército sigue dando un apoyo crucial, si los generales perciben que han sido reemplazados en las operaciones mayores eso podría bajar la moral.
El éxito de la Marina hasta ahora también depende en mantener en secreto sus grupos de inteligencia para evitar la fuga de información. Esa estrategia podría limitar su impacto por su pequeño tamaño de 15.000 marinos activos en la guerra contra el crimen organizado en todo México.
"Hay que preguntarse si las fuerzas armadas se coordinan bien entre ellos o si estamos viendo una situación de desconfianza, lo cual podría dañar seriamente los esfuerzos del gobierno", dijo Julián Gudiño, un consultor de seguridad independiente.
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