Este artículo se publicó hace 16 años.
"Mi generación no es referente para las jóvenes"
Charo López estrena en el teatro Fernán Gómez de Madrid 'El otro lado', un drama sobre las guerras y las fronteras
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Los ojos de Charo López (Salamanca, 1943) no son un mito. Es verdad: son ese tipo de ojos que hablan, que te descubren una extraña serenidad. La actriz transmite la relajación de la que ha ganado muchas batallas, pero también muestra la garra de la que no está dispuesta a perder las siguientes. Una forma de estar en el mundo que ella extiende a todas las mujeres de su generación. "Porque fuimos pioneras en tantas cosas y sin referentes", afirma.
La presencia de estas mujeres que frisan los sesenta en el patio de butacas es, precisamente, una de las cosas que más agradece mientras interpreta el papel de Levana Julak en su última obra, El otro lado, que estrenará en Madrid el martes después de una gira de año y medio. "Fuimos una generación de avanzadas, de dar los primeros pasos en la conquista de muchas libertades. Y a mí esas mujeres me han visto y yo las he hablado de todo, del amor, de la independencia... Por eso me siento muy cercana a ellas". Desde luego, desde la serie Los gozos y las sombras (1981) hasta el montaje Tengamos el sexo en paz (1999), su biografía artística ha serpenteado por la vida de varias generaciones de españoles.
"Me gustan los personajes reales, yo no podría hacer un Batman"
Sin embargo, la actriz no cree que la lucha de su generación haya dejado un poso entre las más jóvenes. "Las chicas no nos tienen a nosotras como referentes. Me parece que están reinventándose", apunta. Pero ella, "una progresista que sigue creyendo en el progreso", no cree que esa actitud de la juventud sea ningún paso atrás, "porque el mundo progresa siempre. Es inevitable".
De ahí que tampoco le dé demasiadas vueltas a las últimas manifestaciones en contra de la nueva ley del aborto que recuerdan tanto a lejanas luchas de los ochenta. "Suena más el no porque es más fuerte. Pero es evidente que son miles y miles de niñas las que se ven obligadas a abortar por lo que sea y recurren a un lugar para obtener una solución", sostiene la actriz.
Memoria espinosaEn El otro lado, la obra que trae a Madrid, su personaje y el de Eusebio Lázaro conforman un matrimonio que se dedica a identificar y enterrar soldados caídos a diario en un conflicto bélico. Son taquígrafos de una especie de memoria histórica, un tema, este sí, por el que la actriz prefiere pasar de puntillas: "Es que es muy delicado. Depende de qué familiares ha tenido cada uno, unos estarán a favor y otros en contra de desenterrar los muertos y darles sepultura".
"Tras 40 años de franquismo es difícil recuperar las ideas en el cine"
Un sector al que no le importa echarle un buen rapapolvo es al del cine. Charo López lleva desde 2005 sin hacer una película. La última fue Asalto a la casa grande, de Carlos Gil. "Ahora no hay cine. Hay tres o cuatro películas, pero la industria está un poco parada", señala, mientras reconoce que "cuando se han vivido 40 años de dictadura, no es fácil volver a recuperar el pulso y las ideas".
Por eso, la actriz salmantina tiene clara su decisión ante la tesitura de cine o teatro. "Si tengo que decir que no a una obra, me da mucha pena, pero a un guión me cuesta mucho menos decirle que no", apostilla quien ya hace tiempo decidió producir sus montajes para elegir sus personajes. "Esos que tienen que ver con la realidad. Yo nunca haría un Batman", afirma.
Charo López reconoce también el dulce momento que atraviesa el teatro en España. "Aun con la crisis, está yendo bien ¡Ahora en Madrid hay hasta diez estrenos!", exclama entusiasmada.
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