Este artículo se publicó hace 15 años.
Míchel mata por la banda
El Getafe desborda por los costados a un Valencia menor. Pedro León, estelar, destrozó al conjunto de Emery
Desde el banquillo, Míchel sigue matando a los rivales por los costados. Fiel al credo que le encumbró como futbolista, cuando percutía una y otra vez por la banda derecha, el entrenador madrileño no ha dejado pasar la primera ocasión seria que se le presenta para moldear un equipo a su gusto. Y, descaradamente, ha decidido fiar buena parte de su destino a la conquista de los dos pasillos que recorren el campo a lo largo.
Para tomar a sangre y fuego el carril derecho movió los hilos necesarios hasta lograr la llegada del lateral ex madridista Miguel Torres y fió a la perseverancia de su presidente el fichaje de Pedro León. El centrocampista murciano es un torbellino. Aparece una y otra vez, siempre con criterio, y posee una velocidad, desborde y precisión en los centros más que interesantes. Ayer, además, se encontró cara a cara con el francés Mathieu, perdido y fallón toda la noche. Cerró una actuación sobresaliente con un gol de manual. Ejecutó una falta lejana mediante un derechazo seco y poderoso a la vez. Un latigazo que acabó en la escuadra diestra de Moyá.
Quinto gol de VillaLa banda siniestra no desmerece. Mané, el lateral, ya demostró su valía en Almería, y por delante tiene a Gavilán, uno de esos futbolistas al que le sobra talento y le falta notoriedad. Por fortuna para él y los suyos, Míchel no necesita descubrirlo. Además, por si falla alguno de los componentes de estas dos parejas, el técnico ha diseñado una línea central de tres piezas con orden expresa de huir de los atascos. Adrián, Casquero, incluso Celestini, el teórico cierre, siempre que pueden, se abren hacia las líneas de cal.
Sin Mata, Silva y Villa, el conjunto levantino es poca cosaEl Getafe se aferró a su estilo para remontar el gol del Valencia. El planteamiento de Emery tampoco tiene secretos. Explota hasta el límite la rapidez y letal precisión de sus estrellas nacionales. Sin Mata, Silva y Villa, el conjunto levantino es poca cosa. Ahora se entiende la obsesión del entrenador vasco en cerrarles la puerta de salida. Sin ellos, está perdido. Si acaso, Banega, recuperado para la dirección, emite intermitentes signos de esperanza. No es suficiente para triunfar.
La ejecución del tanto visitante, una excelsa combinación al primer toque entre los cuatro del ataque, tiene la belleza de lo caduco. Tan breve fue el regusto que en la jugada siguiente Gavilán dejó el rastro de su calcetín en el carril izquierdo perdió una bota tras un traspiés de Joaquín en el arranque del tanto del empate. Ahí murió el Valencia y nació el Getafe.
Silva, Mata y Villa que sólo apareció para marcar su quinto gol, lo que le iguala con Messi y Cristiano se difuminaron. El fútbol azulón creció hasta desatarse. A ratos, fue un vendaval que arrasó con el pretendido poderío del Valencia. El grupo de Emery no fue capaz siquiera de montar un contragolpe eficaz, el arma con la que amenazaba antes del choque.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.