Este artículo se publicó hace 15 años.
El milagro dorado de los romanos
La que fue la mina más grande del Imperio ofrece hoy un paisaje de insólita y descarnada belleza.
Las casi ocho mil personas que escarbaron para extraer de la mina romana de Las Médulas hasta el último rastro de oro no sabían que de esa labor ingente quedaría para el recuerdo un paisaje de aire cuasi fantástico, de montañas borradas del paisaje y sustituidas por agrestes picachos de insólita belleza. De la importancia de este yacimiento del suroeste de Ponferrada (León), en El Bierzo, da fe su declaración como Patrimonio de la Humanidad en 1997, el primer reconocimiento internacional en España de un Paisaje Cultural.
Fue la búsqueda febril de oro la que convirtió lo que hoy es un paraje por el que sólo transitan los visitantes en un auténtico hervidero de trabajadores que hicieron de Las Médulas la mina de oro más importante del Imperio Romano durante el siglo II de nuestra era. El sistema que empleaban para extraer el codiciado material, el ruina montium, consistía en horadar la montaña para provocar el desplome del terreno y luego aprovechar el agua traída a través de acueductos y canales para lavar los materiales y extraer las pepitas del dorado metal. Un procedimiento muy rentable, que les permitió extraer de las minas hasta seiscientos mil kilos de oro, pero que al tiempo destrozó cuevas, formó lagos artificiales, eliminó montañas y obligó a extraer trescientos millones de metros cúbicos de tierra para el lavado del material. En torno a 7.800 personas trabajando directamente la tierra y tres mil más en funciones de avituallamiento, dirección y vigilancia lo hicieron posible. Un auténtico ejemplo de modificación del paisaje a golpe de ingente acción humana.
En los últimos años del siglo II d. C. o inicios del siglo III, la mina dejó de explotarse. La actividad extractiva no fue reanudada jamás, y la labor febril de trabajo fue sustituida progresivamente por el silencio, que extendió sobre Las Médulas un halo de misterio y leyenda, al irse perdiendo progresivamente la memoria de lo que allí se había vivido (y trabajado). Su atormentada orografía permaneció, así, intacta. La leyenda se extendió sobre la mina, como lo ha hecho con el paso del tiempo sobre su nombre, explicando, por ejemplo, que el topónimo procedería de un caudillo astur, Médulo o Medulio, que se habría enfrentado a la invasión romana para acabar suicidándose antes de entregarse.
El mejor enclave para contemplar este yacimiento que sigue asombrando casi dos mil años después es el Mirador de Orellán. Desde él se aprecia una panorámica del enorme vaciado que el ruina montium fue produciendo en el terreno. También La Cuevona, una de las bocaminas más espectaculares, merece una visita. Puesto que comprenden una gran extensión, lo mejor es iniciar la visita por el Aula Arqueológica, que permite, en poco tiempo, ayudar a entender la zona y planificar la visita. Para acceder a Las Médulas puede tomarse como punto de partida Ponferrada, tomando después la N-536 hacia O Barco. En la localidad de Carucedo se encuentra el arranque de la carretera que se dirige hasta Las Médulas.
Alcanzado este punto, se abre ante los ojos un paisaje de surcos, canales y galerías; colores rojizos en una mirada entre el ensueño y la alucinación; toneladas de tierra removida: la fascinación de lo que fue y ya no es, de lo irrecuperable, late en Las Médulas, y su palpitación ha llegado hasta nosotros, dos mil años después.
En la web www.fundacionlasmedulas.com puede encontrarse abundante información sobre este conjunto minero y hasta realizar una visita virtual a algunas de sus zonas. Quienes se acerquen hasta allí en persona o quieran contactar por teléfono para ampliar datos sobre el yacimiento pueden dirigirse al Aula Arqueológica, ubicada en la localidad de Las Médulas (Tel. 987 42 28 48 y 987 40 19 54), que ofrece visitas guiadas para grupos cerrados, o bien al Centro de Recepción de Visitantes habilitado en el mismo lugar (Tel. 987 42 07 08 y 619 258 355).
Dónde comer
Una opción es el restaurante Azul Montearenas (Tel. 987 417 012), en la N-VI, cerca de Ponferrada, que destaca por sus carnes rojas de la zona y pescados. También próximos a esta ciudad encontramos otros dos lugares recomendables para hacer un alto en el camino y reponer fuerzas: La Casona, en Fuentesnuevas, que ofrece cocina de mercado con apuntes de creatividad, y Casa Ramón (Tel. 987 453 153), en Molinaseca, con platos como los berberechos con gambas o el jarrete al vino Mencía.
Dónde dormir
El Hotel Ponferrada Plaza es un establecimiento funcional situado en la zona de tiendas de la ciudad. En ella también encontramos el Bierzo Plaza, un caserón del siglo XVII en la Plaza del Ayuntamiento que ha sido transformado en un hotel en el que se combina la antigua construcción con muebles de diseño actual. A 6 kilómetros de Ponferrada, en Molinaseca, De Floriana ofrece alojamiento en pleno Camino de Santiago, en un entorno bucólico marcado por la tranquilidad. Este hotel rural posee una suite y un apartamento, así como una decoración en materiales nobles, entre los que destacan la pizarra y la piedra.
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