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Miles de españoles buscan trabajo en Europa a través del voluntariado

El Servicio de Voluntariado Europeo sale de su fase piloto. Solo en 2013, mil españoles se embarcaron en un proyecto en otro Estado miembro

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Con una tasa de desempleo juvenil superior al 55%, son muchos los jóvenes españoles que salen del país en busca de una oportunidad laboral. Hay quienes se van a la aventura buscando un trabajo "de lo que sea", quienes salen con una beca o un oferta de una empresa extranjera, o quienes eligen el voluntariado para vivir una experiencia en fuera de sus fronteras. Alrededor de mil españoles abandonaron el país en 2013 a través del Servicio de Voluntariado Europeo (SVE), un programa que Bruselas puso en marcha en 2007 para promover la "solidaridad y la tolerancia" entre los jóvenes del viejo continente. Pero en muchos casos se ha convertido en una forma de cubrir puestos de trabajo bajo el paraguas de un programa de ayudas a la cooperación.

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Miguel Adrián Gómez es ingeniero químico. Terminó la carrera en enero de 2013 y en vista de la situación laboral decidió buscar otras oportunidades. Ahora vive en Idro, un pueblo del norte de Italia, donde colabora con personas que tienen una discapacidad grave, para "hacerles la vida más fácil". Cuando se le pregunta si cree que con su proyecto está sustituyendo a un trabajador, contesta: "Sinceramente, pienso que sí". Pero considera que el trabajo que realiza en Italia se ofrecería en España como un período de prácticas y al menos allí, al ser visto como una labor voluntaria, "la gente te lo agradece continuamente y te sientes últil".

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De la misma opinión es Ángel Chacón, un periodista que ante la situación económica española, decidió iniciar también un voluntariado, animado por la idea de dar su tiempo a "programas con un cierto impacto social". Es consciente de que con su actividad ha cubierto un puesto de trabajo, pero después añade: "ha sido mi decisión". Durante ocho meses trabajó en Austria como responsable de prensa en una ONG que se dedica a promover el uso de las nuevas tecnologías, con el objetivo de crear un efecto positivo en la sociedad. Cuando le ofrecieron tomar más responsabilidades, aceptó porque le gustaba, reconoce.

El voluntariado es "una forma de salir al extranjero bastante más fácil que emigrar en un sentido clásico" 

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La Comisión Europea prohíbe que la labor de los voluntarios sirva para cubrir "un período de prácticas en una empresa" o "un trabajo remunerado". Sin embargo, el portavoz de Educación defiende que el voluntariado "permite a la gente joven ganar competencias y habilidades que mejoran su empleabilidad". Nora Lázaro, licenciada en Derecho y voluntaria en una ONG en Praga, niega que su voluntariado haya servido para reemplazar un puesto de trabajo, pero admite que hay empresas que pueden hacer un uso fraudulento del programa: "sobre todo las de ámbito social, sustituyendo a trabajadores sociales".

Hay participantes que enfocan el asunto de manera distinta. Darío Garzarón estudió Comunicación Audiovisual y decidió hacer el voluntariado en un proyecto relacionado con este área porque así obtenía "unas aptitudes profesionales que no tenía antes", confiesa. Otros voluntarios como David Arranz, licenciado en Derecho y trabajador de Airbus en Alemania, opina que con su voluntariado no cubrió "en absoluto" un puesto de trabajo. Su proyecto consistió en preparar presentaciones sobre España y exponerlas a niños en escuelas alemanas para que conocieran mejor el país. "No creo que mereciera la pena contratar a alguien para eso", declara.

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Algunos voluntarios se quejan de la escasa atención que reciben de las instituciones europeas. "No hacen un gran trabajo a la hora de dar a conocer el SVE, casi nadie lo conoce y cada año quedan cientos de plazas sin ocupar", denuncia David García, voluntario en Amsterdam. Fernando Cañadillas, periodista y voluntario en Eslovenia, cree que las instituciones comunitarias "sólo figuran en el papel" y que quien da apoyo al voluntario es la organización de acogida.

Entre las razones que llevan a estos jóvenes a hacerse voluntarios, la predominante es la falta de perspectivas de empleo en España. Anouar Ahmed, periodista, es voluntario en Tarbes, una pequeña ciudad al sur de Francia donde trabaja como animador sociocultaral de la Casa de la Juventud y la Cultura. Explica que "la falta de oportunidades" fue uno de los motivos que le llevaron a emigrar, además de su pasión por viajar y descubrir nuevos países. Además, agrega que el voluntariado es "una forma de salir al extranjero bastante más fácil que emigrar en un sentido clásico": los voluntarios no tienen que poner nada de su bolsillo.

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El SVE está financiado entre la Unión Europea y las organizaciones de acogida, lo que hace al voluntariado más atractivo a la hora de elegir qué hacer cuando se terminan los estudios. La subvención por parte de la UE ronda los ocho mil euros, con los que se cubren los gastos de alojamiento, comida y transporte, incluidos los vuelos de ida y vuelta al país de destino. Las organizaciones de acogida aportan lo que se denomina "dinero de bolsillo", una cantidad que ronda los 100 euros al mes en función del país y que se destina a cubrir los gastos personales de cada voluntario. Cooperantes como Nora señalan que el SVE es "bastante pobre económicamente", pero si se mide en buenas experiencias, "es riquísimo".

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