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Miles de personas disfrutan de la Feria a pesar de intensa lluvia y el viento

EFE

Miles de personas están disfrutando hoy del primer día de la Feria de Abril a pesar de la intensa lluvia y el fuerte viento que azotan a Sevilla desde anoche, lo que ha situado a la capital andaluza dentro del nivel de alarma naranja.

Las condiciones meteorológicas han hecho que la afluencia de público sea mucho menor de la habitual en el martes de Feria, día que muchas empresas e instituciones aprovechan para organizar la jornada de convivencia festiva, la mayoría de las cuales se han mantenido.

De hecho, el paseo de caballos y carruajes no se ha celebrado hoy, lo que ha deslucido el colorido que imprimen al Real los ejemplares de las mejores ganaderías caballar del mundo y las amazonas y jinetes que los montan.

El mal tiempo también ha obligado a suspender la corrida de toros vespertina que se celebra cada día en la Maestranza, ha impedido la venta ambulante legal en quioscos y ha imposibilitado que los chavales disfruten de las atracciones de feria, en la zona conocida como "Calle del Infierno", cuya actividad hoy era prácticamente nula.

Sólo algún coche de caballos aislado se atrevió a pasear por la Feria con el viento y la lluvia, mientras que los ciudadanos se refugiaban en unos paraguas que apenas impedían evitar mojarse mientras caminaban por la calzada de adoquines, eludiendo las aceras, que son de albero y manchan los pies al menos hasta los tobillos.

"Si nos juntamos para un entierro aunque llueva a mares, ¿cómo no vamos a vernos en Feria así llueva o ventee?", ha apuntado certeramente Juan Fernández, abuelo de 70 años que lucía su mejor sonrisa en la caseta de la Asociación de la Prensa y que se lamentaba de que numerosos ciudadanos se "rajen" por las malas condiciones climáticas.

El ambiente en la Feria suele estar dentro de las 1.047 casetas y en la calle, aunque el primer día de la fiesta local sevillana se ha circunscrito a las casetas.

Allí, los empleados de empresas e instituciones han apurado las viandas y bebidas que se servían bajo el fuerte crepitar de la lluvia en los toldos que cubren las casetas.

Junto a ellos, en la Feria han participado las pocas sevillanas que se han vestido de flamenca desafiando las condiciones meteorológicas y calzando para ello botos rocieros o calzado similar.

Como dijeron varios de los feriantes consultados por Efe, "una vez en la caseta, se está de maravilla, da igual lo que llueva", afirmación cierta sólo en parte porque algunas lonas están picadas y no evitan las goteras después de varias horas de lluvia consecutiva.

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