Este artículo se publicó hace 15 años.
Miles de personas llenan el Obradoiro para presenciar los Fuegos del Apóstol
Los Fuegos del Apóstol entusiasmaron, a pesar de algunos fallos, con su original combinación de pirotecnia, luz, música y poesía, a las cerca de 20.000 personas que lograron un hueco en la abarrotada Praza do Obradoiro para disfrutar en primera línea de este espectáculo.
Aunque en un principio se temía por la lluvia, que fue constante tanto por la mañana como en días pasados en Compostela, la noche del 24 de julio se presentó seca y con unas temperaturas agradables que animaron a vecinos y turistas a salir a las calles para disfrutar las celebraciones previas al Día de Galicia y de su capital.
El espectáculo, que se alargó más de lo previsto debido a algunos fallos técnicos, se basó en la representación de varios sentimientos con un montaje que mezcló fuegos artificiales, luz, música, fotogramas en movimiento y versos de Rosalía de Castro, Álvaro Cunqueiro y Federico García Lorca.
Un globo terráqueo iluminado se elevó sobre el Pazo de San Xerome pasadas las 23:30 horas para dar comienzo a los Fuegos, sorprendiendo a los presentes, al mismo tiempo que sonaba la música y se proyectaban sobre la fachada de la Catedral símbolos de Santiago e imágenes de la creación en oro y plata.
Instantes después, un conjunto audiovisual y pirotécnico de color violeta, acompañado por versos de Rosalía y proyecciones de obras de arte de Leonardo da Vinci y Alberto Durero, hicieron sentir la "melancolía" a los espectadores.
Los celos, caracterizados con el color amarillo, ofrecieron un juego de miradas de cine sobre la Catedral, con versos de Cunqueiro, mientras que la esperanza, con tonos verdes, fue simbolizada con imágenes de bailarines y nubes, junto con rimas de García Lorca.
La imagen de la felicidad, en tonos naranjas, fue representada con flores abriéndose y cerrándose sobre la fachada del templo y con poesía de Cunqueiro.
En este momento, se produjeron algunos fallos y hubo que reiniciar hasta en dos ocasiones las proyecciones sobre la catedral, además de la música, las luces y la pirotecnia que acompañaba ese conjunto, momento en el cual se produjeron algunas pitadas.
Después, con la representación de la fe, llegó el momento cumbre del espectáculo, cuando "ardió" la fachada de la Catedral, al mismo tiempo que se reflejaban imágenes, en tonos azules, de Santiago, la concha de la vieira o palomas, con versos de Rosalía.
El amor, el último sentimiento del espectáculo, fue simbolizado con imágenes de besos, abrazos y parejas en tonos rojos y, de nuevo, fue elegida la poesía de Cunqueiro.
Después de la explosión de sentimientos, surgió de la Catedral un gran ave fénix rodeada de fuego, símbolo de "la relación entre el cielo y la tierra", que se abalanzó sobre el público al mismo tiempo que los fuegos artificiales ponían punto final a la exhibición.
La empresa encargada de los Fuegos del Apóstol, la italiana 'Parente Fireworks', tenía previsto una parte con llamas auténticas, pero se eliminó porque la prioridad del espectáculo era garantizar la total seguridad en la preservación de la Catedral.
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