Este artículo se publicó hace 12 años.
Miles de romanos toman Lugo para recordar el pasado imperial de la ciudad
Miles de romanos, "castrexos", celtas, acompañados por tribus y clanes llegados desde diferentes lugares de la península, tomaron las calles del casco histórico de Lugo, para evocar el pasado de la ciudad y traer al presente la historia de su fundación, por orden del emperador Augusto a su legado Paulo Fabio Máximo.
Con temperaturas que rozaron los treinta grados, las calles del centro histórico de Lugo, protegidas por la Muralla romana, declarada Patrimonio de la Humanidad, se convirtieron en un hervidero de gente ataviada de época, para celebrar una nueva edición del Arde Lucus, una fiesta que ya es de Interés Turístico Gallego.
Las legiones romanas salieron a media tarde del campamento y se juntaron en la Praza de Santa María con las tribus "castrexas" para participar en el acto de fundación de la ciudad y en el nombramiento de los 'Civis Honoris de Lucus Augusti', mientras que cientos de personas ocupaban sus localidades para presenciar un auténtico circo romano en la explanada del Pabellón Municipal de los Deportes.
La seis mil entradas que el Ayuntamiento de Lugo puso a la venta para presenciar el circo romano se agotaron con rapidez, por lo que decenas de miles de personas optaron por disfrutar del ambiente que se respiraba en las calles del casco histórico, donde "costaba trabajo andar", según informó a EFE la concejala de Benestar Social, Igualdade e Xuventude, Carmen Basadre.
A media tarde, también se le rindió un sentido homenaje al que fue 'César' de la ciudad durante los dos últimos años, Andrés Rubiños, que en esta edición le cedió el testigo a Alfonso Orol como máximo mandatario de Lucus Augusti.
La tregua entre romanos y "castrexos" se rompió durante unas horas a causa del asedio de las tropas imperiales al Castro do Medulio, instalado en el Cantiño de Nemesio Cobreros -entre la antigua cárcel del Partido Judicial y el edificio del Seminario-, a pocos metros del campamento de los artesanos, que trabajaban para fabricar una biga, tirada por dos caballos.
En la Praza da Soidade, los mesoneros y taberneros de Lucus Augusti sirvieron cientos de raciones de comida durante todo el día, mientras que los patricios y los nativos visitaban los puestos del macellum -mercado romano-, en la Praza Maior, custodiado por el campamento de la Cohors III Lucensium y su arsenal de armamento pesado, compuesto por una torre de asalto, una ballesta, una catapulta y un escorpión.
Por las calles, patrullaron y desfilaron durante toda la jornada las tropas imperiales, a pie o a caballo, aunque la propia Carmen Basadre reconoció que la fiesta se está desarrollando en una ambiente "agradable", porque "todo está saliendo muy bien" y no hay que lamentar "nada negativo".
A falta de confirmar la cifra final de asistentes, la responsable municipal no podía ocultar su "satisfacción", porque las dos primeras jornadas de celebración fueron "un éxito rotundo".
En todo caso, la noche será larga, dado que el programa de actividades previsto por el Ayuntamiento de Lugo no termina hasta las dos de la mañana, con el embrujo de la queimada, justo después de que termine la venta de esclavos, que comienza a la una y media en el templete de la Praza Maior.
En la Praza Horta do Seminario también estaba previsto que comenzase, poco antes de las diez de la noche, el asado "ao espeto" de un cerdo celta, relleno de otras carnes de especies autóctonas gallegas.
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