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El Ministerio israelí de Vivienda da luz verde a más asentamientos en Jerusalén

EFE

El Ministerio israelí de Vivienda ha dado luz verde a la edificación de 10.000 apartamentos en Jerusalén Este en un proyecto que de llevarse a cabo supondría una violación clara del compromiso de paz adquirido por Israel en Annapolis.

El plan inmobiliario haría de Atarot el mayor barrio judío de la parte árabe de la ciudad y se ha anunciado menos de un mes después de que Israel acordara en Annapolis respetar la "Hoja de Ruta", que le impide establecer más asentamientos en suelo palestino.

Según dijo a Efe Mark Regev, portavoz de la oficina del primer ministro israelí, Ehud Olmert, la obra no cuenta con la aprobación del Gobierno de Israel y solo figura a título de previsión en los trabajos de planificación que hay en marcha en cada ministerio.

"Nada ha sido decidido y nada ha sido autorizado", acotó Regev.

La divulgación del proyecto añade, sin embargo, otro signo de interrogación a la voluntad negociadora con que Israel encara el proceso de paz que abrió con los palestinos en Annapolis.

El proyecto de Atarot es el segundo del mismo tipo que se anuncia después de que Israel autorizara la construcción de 307 viviendas también en Jerusalén Este apenas transcurrida una semana desde la conclusión de la conferencia celebrada en Estados Unidos.

Aunque había sido aprobado antes de la cita de Annapolis, ese primer plan inmobiliario -previsto en el asentamiento de Har Homá, en la colina de Abu Ghneim, frente a Belén-, provocó las criticas de la secretaria norteamericana de Estado, Condooleezza Rice.

Rice, cuyo país ha asumido el papel de garante del actual proceso de paz, advirtió que ese genero de iniciativas "no favorecen" la instauración de un clima de confianza con los palestinos.

El diario local Haaretz asegura que, en esta segunda ocasión, la administración estadounidense ha recibido garantías de la israelí de que el proyecto de Atarot nunca se convertirá en realidad.

El polémico plan podría haber sacado a la luz, no obstante, presuntas divergencias en el seno del gobierno de Olmert en, al menos, dos de los considerados tres "asuntos cruciales" sobre los que gira la negociación entre palestinos e israelíes.

Y revela las dificultades que afronta el proceso de paz.

Los asentamientos judíos en tierra palestina y el estatus de Jerusalén constituyen -junto a la búsqueda de una solución para los cuatro millones de refugiados palestinos-, el nudo gordiano del conflicto que enfrenta a ambas partes desde hace sesenta años.

Y el que un ministro de la misma formación que el jefe del Gobierno -ya que el titular de Vivienda, Zeev Boim, comparte militancia con Olmert en el partido Kadima-, se desmarque de la línea oficial del ejecutivo viene a confirmar las tensiones que la dinámica negociadora ha disparado en la clase dirigente israelí.

Según Regev, se puede descartar que el plan inmobiliario de Atarot desate una crisis de gobierno, por lo que resulta previsible que en último término Olmert desautorice a Boim, algo que en alguna medida podría endulzar el mal sabor de boca que ha dejado en el paladar de Rice el proyecto de Har Homá, que sigue adelante.

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