Este artículo se publicó hace 15 años.
Mirambell, la aventura de ir en trineo a los Juegos
El ex atleta catalán aspira a ir a los Juegos de invierno de Vancouver en 2010
Se subió a un trineo para sentirse diferente. "Por eso dejé el atletismo, porque era uno más", cuenta Ander Mirambell. Su decisión de inventarse sobre el hielo se maduró entre imágenes de accidentes y estadísticas de impactos. "Después de estudiar mucho los datos de las tres especialidades, llegué a la conclusión de que los de bobsleigh, cuando se estrellan, se hacen mucho daño en la cabeza; y los de luge, al ir tumbados hacia arriba, se golpean en la nuca y las caídas son tremendas. Así que pensé, mejor el skeleton (cuerpo boca abajo con la cabeza como mascarón de proa)", recuerda el catalán. Su afán por protegerse la cabeza le llevó a invertir todo el patrimonio del cambio de especialidad en un casco. "Me gasté 400 euros", alardea Mirambell.
El resto de la equipación con la que se presentó, en noviembre de 2005, en la escuela de pilotaje de Innsbruck era tan arcaico como patético. El traje, de esquí de fondo y las zapatillas, las claveteadas de atletismo. "Cuando el monitor me enseñó las reglamentarias, con dientes de sierra delante y detrás, flipé, claro", redunda. A falta de dinero, Mirambell agudizó el ingenio. Colocó un rallador de queso en cada punta y pegó un trozo de papel de lija, en los tacones, para poder traccionar el trineo. "Imagínate el cachondeo con esas zapatillas made in Spain. Algunos compañeros me pedían que pasasen por su box para rallarle un poquito de parmesano", suelta entre risas.
Cuatro años después de golpes (en su primera competición, se destrozó un dedo al quedarse atrapado entre el hielo y el trineo), miedos ("los muy buenos bajan con los ojos abiertos, yo no tengo valor para hacerlo", reconoce), y un récord de velocidad (131 km/h, en enero de este año, en Canadá), Mirambell se ve compitiendo en los Juegos Olímpicos de Vancouver (febrero 2010). Para ello, necesita finalizar entre los 30 mejores de la general final de la Copa del Mundo, cuya primera prueba se disputa hoy en Park City (Estados Unidos). "El año pasado, finalicé en el puesto 23 de 42 competidores. Así que, si mantengo esa línea seré olímpico", desea el piloto catalán.
Un hito que Mirambell promueve entre una rutina de miserias. Comparte entrenador (lo paga la federación internacional) con pilotos croatas, holandeses e irlandeses; compite con el mismo trineo con el que empezó y depura su técnica y potencia de salida con un pequeño "trineíto" con ruedas que ha fabricado el padre de María Montejano, la única español que compite en su especialidad. "Ahora que he logrado llegar aquí, no me voy a rendir, aunque tenga que tirarme en muletas", promete Ander, que se define más aventurero que visionario.
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