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La modernidad, desde la mirada de un grupo de artistas británicos, llega a la Tate Britain

EFE

Una exposición explora desde esta semana en Londres el trabajo de un grupo de pintores que, fascinados por la llegada de la modernidad al Reino Unido, contribuyeron a renovar el arte británico en vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Corría el año 1911. Londres era ya una gran metrópoli cuya población alcanzaba los siete millones de personas, los autobuses rojos de dos plantas, los taxis a motor y el metro iban sustituyendo a los coches de caballos y el movimiento sufragista reclamaba el voto para la mujer.

Es ése el contexto en el que varios pintores británicos crean un nuevo grupo artístico con el que tratan de dar respuesta, desde el arte, a los vertiginosos cambios que experimentaba el país, en un momento en el que el Reino Unido parecía haber quedado al margen de las grandes vanguardias europeas, como el cubismo o el futurismo.

La exposición, que puede visitarse en la Tate Britain desde el próximo miércoles hasta el 5 de mayo, reúne más de un centenar de obras del Grupo de Camden Town, llamado así por el barrio de Londres en el que vivían varios de sus integrantes.

Pero también porque ese área, en el norte de Londres, estaba asociada entonces a la pobreza, el deterioro urbano y la mezcla social, en el que las diferentes clases se veían obligadas a convivir juntas.

En sus obras, los llamados pintores modernos fijaron su mirada en escenas cotidianas de la vida urbana, como los nuevos medios de transportes que circulaban por Londres, visible en la famosa "Picadilly Circus" (1912), de Charles Ginner, o los cines y teatros donde se divertía la población.

La exposición documenta, igualmente, la aproximación innovadora del grupo hacia el desnudo femenino, que, hasta artistas como Edgar Degas y Pierre-Auguste Renoir, había quedado circunscrito a representaciones de diosas u otros personajes mitológicos.

En el Reino Unido es Walter Sickert, el fundador del grupo, el que toma el relevo y va, incluso, más allá, al mostrar, con una perspectiva más abiertamente sexual, a mujeres desnudas en desangeladas camas de hierro, en ocasiones solas y en otras acompañadas por un hombre, lo que fue interpretado como representaciones de prostitutas.

Fascinado, como muchos de sus conciudadanos, por el asesinato de una meretriz de Camden Town, llamada Emily Dimmock, Sickert dedicará una serie de obras al crimen.

También las fábricas, las estaciones de tren o las paradas de metro, como ingenios de la modernidad, fueron plasmados en sus lienzos por el grupo, que, además de la temática, innovó en el uso del color, al adoptar una paleta postimpresionista con combinaciones de vibrantes colores.

El colectivo tuvo una vida efímera. Después de tan sólo tres exposiciones, se disolvió y dio paso, en noviembre de 1913, a otro llamado Grupo de Londres, cuyos integrantes plasmaron el impacto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en suelo británico, con la mirada, como siempre, puesta en lo cotidiano.

Estaciones de metro convertidas en refugio, fábricas textiles en las que las mujeres han tomado el relevo de los hombres, enviados al frente, o heridos en los hospitales son los temas abordados en las pinturas, algunas encargadas por la Comisión de Artistas de Guerra.

Tras cinco años de investigación, esta exposición es, según sus organizadores, el estudio más exhaustivo sobre el trabajo de los artistas de Grupo de Camden Town que se muestra en el Reino Unido en más de cincuenta años.

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