Este artículo se publicó hace 14 años.
Moncayo le retira las cadenas a su padre y da las gracias a Correa, Chávez y Lula
El sargento Pablo Emilio Moncayo, liberado ayer por las FARC tras doce años cautivo, retiró a su padre las cadenas que portó en su cuello y manos ese tiempo; y dio las gracias a los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; de Venezuela, Hugo Chávez, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Muy sereno, Moncayo compareció con un tono pausado ante la prensa en el aeropuerto de Florencia (sur), adonde lo trasladó la misión humanitaria encabezada por la senadora Piedad Córdoba, a la que calificó cariñosamente de "incansable".
"También quiero saludar y agradecer al señor presidente de Ecuador, Rafael Correa, por ser quien solicitó un gesto de paz de parte de la guerrilla con mi entrega", manifestó.
Y prosiguió con más agradecimientos, "al señor presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y al señor presidente de Brasil, Lula da Silva".
Moncayo, quien fue secuestrado cuando tenía 19 años y hoy regresó a la libertad con 32, convertido junto al soldado José Libio Martínez, aún cautivo, en el rehén más antiguo de las FARC, enumeró una lista de personalidades y organizaciones que siente le han ayudado durante su tragedia en las selvas colombianas.
Periodistas, paisanos de la localidad que le vio nacer, los pilotos brasileños que lo recogieron de manos de las FARC, delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Iglesia católica, pero muy especialmente a su padre, Gustavo Moncayo, de quien dijo ha realizado "una labor titánica e incansable".
Recordó que cuando su padre inició una larga caminata que le llevó a recorrer a pie más de 3.000 kilómetros para llamar la atención sobre el drama del secuestro en Colombia, él estaba muy enfermo.
"Cuando mi papá comenzó la marcha llevaba yo cinco días de tratamiento médico porque estaba postrado en cama y pasé siete meses caminando con muletas. Fue demasiado duro ver a mi padre en esas circunstancias, o no verlo, porque no lo pude ver", relató.
Sobre su regreso a la libertad tras doce años anclado en la profundidad de la selva, Moncayo destacó lo asombroso que ha sido para él "volver a ver civilización".
"Me dejan sumamente admirados todos los avances tecnológicos de lo poco que he visto hasta ahora, lo que más me ha impactado han sido los avances tecnológicos", remarcó aún sorprendido al ver a periodistas, miembros de la misión humanitaria y otros congregados con teléfonos vía satélite, modernas computadoras y otras herramientas de comunicaciones.
También observó que su familia había "cambiado mucho", pero remarcó: "siguen siendo aquellos seres amorosos que siempre me han brindado su apoyo".
Pablo Emilio trajo a la libertad un mensaje de sus compañeros de cautiverio, quienes le pidieron que busque a una organización no gubernamental internacional para ayudarles a ser liberados porque sienten que sus vidas están amenazadas.
Sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Moncayo se limitó a decir que "sencillamente existen (...), son una realidad, no se les puede negar por más que se quiera, parecen invisibles, pero ahí están".
Por último, este hombre que fue secuestrado cuando cumplía el servicio militar, en 1997, confesó que durante los doce años de cautiverio ha meditado mucho y ha tomado una decisión.
"Si Dios quiere, de pronto, más adelante la puedo compartir con todos ustedes", fue lo que respondió cuando le preguntaron si va a proseguir en el Ejército colombiano.
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