Este artículo se publicó hace 14 años.
Monet dialoga con los abstractos en el Thyssen
Descubrir el vínculo entre quien fuera uno de los líderes del impresionismo, Claude Monet, y los artistas abstractos es la nueva propuesta que plantea el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid en su próxima exposición.
A partir del 23 de febrero se podrá visitar en Madrid una muestra que ha tardado tres años en gestarse y que el director artístico del museo, Guillermo Solana, aseguró que es "tan brillante, tan rotunda, que el público la va a amar".
Más de 100 obras permiten hacer un recorrido por la relación entre Monet (París, 1840-Giverny, 1926) y los jóvenes abstractos de las vanguardias europea y estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial, como Jackson Pollock, Mark Rothko, Willem de Kooning, Sam Francis, Joan Mitchell o Adolph Gottlieb, entre otros.
"Nunca se había intentado hacer una exposición en la que Monet y sus sucesores, los artistas abstractos, se enfrentaran cara a cara, se pusieran frente a frente, y se comparara hasta qué punto estaban inmersos en la misma investigación", dijo Solana el viernes en la presentación de la exposición, a la que acudió la baronesa Thyssen.
Para prepararla, el museo y la fundación madrileña han contado con la colaboración del Museo Marmottan Monet de París, adonde viajará una versión reducida de la exposición este verano.
El pintor francés, líder y motor del impresionismo, abandonó el ajetreo parisino y en las últimas décadas de su vida se estableció en Giverny, un pueblecito cercano a la capital, en el que creó un microcosmos, con un jardín diseñado por él, "y todo eso lo hizo para luego pintarlo", tal y como explicó la comisaria de la muestra, Paloma Alarcó.
"Se pasó las últimas décadas pintando al margen de lo que ocurría en París, experimentando su propio lenguaje. Por eso se le consideró anticuado, y no interesó en la época de entreguerras", contó Alarcó.
Sin embargo, la llegada de la nueva abstracción tras la Segunda Guerra Mundial, que reivindicó nuevamente el color, la pintura y el papel del pintor, volvió a mirar hacia Monet.
"Intentamos ver qué vieron en Monet", dijo Alarcó. "El montaje es para que el espectador entienda lo que queremos decir, que los diálogos visuales sean muy evidentes".
La muestra cuenta con un factor novedoso, introducido además para adaptar los formatos de los cuadros: algunas paredes se han pintado de colores muy brillantes, como hicieron los impresionistas, "para jugar con los colores, ver cómo reacciona el ojo humano", indicó la comisaria.
"La obligación de los museos (...) es plantear problemas al público, nuevas lecturas de los clásicos", dijo Solana. "Espero además que consigamos (...) que entren con más facilidad en la pintura abstracta, que profundiza muchos aspectos de nuestra tradición pictórica".
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