Este artículo se publicó hace 13 años.
La morosidad oculta de la CAM dará pérdidas de 1.000 millones
Anunció beneficios de 40 millones el primer trimestre, pero la uditoría de KPMG y FROB destapará créditos dudosos por 4.000 millones
Pasó en CCM y se volvió a repetir en Cajasur. Cuando el Banco de España interviene una entidad, la morosidad empieza a aparecer hasta debajo de las piedras y los beneficios que supuestamente tenían las entidades pasan a convertirse en pérdidas millonarias. En la CAM va a pasar lo mismo. Y los números rojos van a ser superiores a los que sufrieron las otras dos cajas intervenidas durante esta crisis. Fuentes conocedoras de los números de la caja alicantina calculan que la auditoría que en agosto van a realizar KPMG y los nuevos interventores va a destapar unos créditos de dudoso cobro no anotados como tal de unos 4.000 millones de euros. Eso obligará a la caja a realizar provisiones por insolvencias con cargo a resultados de unos 1.000 millones, cuantía que se convertirá en pérdidas prácticamente en su totalidad, dado que los beneficios son este momento exiguos o casi inexistentes.
En el primer trimestre, la caja declaró unas ganancias de 40 millones. En caso de que se hayan repetido en el segundo trimestre, algo poco probable dado que tras la ruptura de la fusión con Cajastur sus cuentas sufrieron mucho, en el semestre habría ganado menos de 80 millones. Con esos beneficios no puede compensar de ninguna manera los 1.000 millones de pérdidas que ahora van a aflorar, con lo que la caja tendrá que declarar unos números rojos que rondarán esos 1.000 millones en el primer semestre y que agravarán mucho más los problemas de solvencia que ya han obligado al FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) ha comprometer una inyección de capital de 2.800 millones.
El ratio de mora sobrepasará el 12% con los nuevos ajustes crediticios
Además, el ratio de morosidad crecerá sustancialmente y pasará del 8,5% que declaró a final de diciembre a cerca del 13%. Y eso siendo optimistas, aseguran fuentes cercanas a la caja.
La aparición de tantos créditos morosos desde diciembre tiene dos explicaciones. Por una parte, los ejecutivos de la caja han estado en los últimos meses demasiado centrados en la búsqueda de una solución para su problema de solvencia y liquidez, y no se han preocupado lo suficiente de controlar la morosidad ni de cobrar créditos impagados, con lo que la cifra se les ha ido mucho más de las manos que al resto de entidades. Y, por otra parte, los interventores del Banco de España son mucho más exigentes en la calificación de créditos como morosos de lo que suelen ser las entidades. Y más en este caso, donde han sido muy laxos en el reconocimiento de la morosidad. Prueba de ello es que el Banco de España, tras una inspección realizada a finales del año pasado, les obligó a calificar como morosos, dudosos o subestándar (posibles impagos en breve) créditos por valor de 6.000 millones que la dirección no había considerado como tal.
Fruto de la aparición de nuevos agujeros, las necesidades de capital de la CAM se incrementarán sustancialmente, lo que obligará al FROB a realizar nuevas aportaciones o bien a cobrar mucho menos por la caja cuando la venda a la vuelta del verano (previsiblemente a mediados de octubre). Y, además del capital, la caja tiene serios problemas de liquidez. De hecho, su gran dificultad, y la que será determinante para decidir qué entidad la compre, es la falta de fondos para hacer frente a los millonarios vencimientos que tiene este año y, sobre todo, el próximo, en el que tendrá que abonar o refinanciar 6.900 millones (incluidos los intereses).
Sólo Santander, BBVA y CaixaBank podrían comprar la CAM en España
Esa cifra hará que sólo las entidades más grandes del panorama financiero nacional (Santander, BBVA y CaixaBank), además de alguna grande extranjera como BNP o Barclays, se pueda permitir el lujo de absorber a la CAM. El resto de bancos y cajas españoles sólo podrían afrontar una apuesta tan grande si se unieran entre sí para entrar en la subasta con el objetivo de repartirse la caja alicantina. Algo similar a lo que hizo Santander junto a Royal Bank of Scotland y Fortis para pujar por ABN Amro.
No obstante, la preferencia del Banco de España es adjudicar la entidad de una sola pieza, con lo que previsiblemente tendrán preferencia aquellos que vayan en solitario y, sobre todo, los que menos dinero exijan como garantía para quedarse con la entidad. La fórmula consistirá en pagar un euro por la caja y luego recibir un aval de varios miles de millones de euros (entre 2.000 y 4.000 millones calculan los conocedores de la entidad, que saldrán de los impuestos de los contribuyentes) para cubrir las pérdidas por impagos de créditos que aparezcan en los próximos cinco años.
La venta de la CAM tiene una dificultad añadida y es el bajo precio que se puso de partida a las acciones de Bankia y Banca Cívica cuando se pusieron a la venta hace dos semanas. Salieron con un descuento del 70% sobre el valor en libros (es decir, un 0,3), lo que implica que la CAM tendrá que asumir un descuento de en torno al 80% (0,2 sobre el valor en libros). Esa gran rebaja puede convertirla en una versión atractiva para cualquiera de las tres grandes entidades de crédito españolas, aunque sus accionistas no lo digerirían bien dado que invertir ahora en España supone un riesgo que pocos quieren asumir. La clave estará en si logran convencerles de que en dos o tres años, después de aplicar duros ajustes en la CAM, la inversión les será rentable.
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