Este artículo se publicó hace 13 años.
El mosso y ex seminarista Víctor del Árbol diserta sobre la culpa y el poder
El mosso d'esquadra y ex seminarista Víctor del Árbol reflexiona sobre la culpa, las emociones y el poder en "La tristeza del samurai", una novela que discurre entre la posguerra española y el 23-F de 1981, fecha del fallido golpe de Estado de Tejero.
La letrada María Bengoechea sirve de hilo conductor para explicar los misterios de dos familias implicadas en el crimen de la bella Isabel Mola (1941), que salpica a tres generaciones y a todos los personajes que se cruzan en sus vidas.
Complots, secuestros, asesinatos, torturas y violencia machista cabalgan juntos desde Mérida hasta la estepa rusa, para recalar en la Barcelona de los estertores del franquismo, en una trama en la que se unen todas las piezas de un rocambolesco rompecabezas.
"Yo describo mi obra como una novela oceánica de pasiones, emociones, sentimientos de culpa y ternura, de las que hacen al lector sumergirse en ella como en un mar oscuro, para salir luego a flote y respirar de alivio", asegura el autor en una entrevista con Efe.
Para el escritor, una novela tiene que atrapar e implicar al lector con su argumento y sus personajes,"pero también tiene que remover sus esencias, hacerle pensar cómo es su vida, si está haciendo lo justo en este mundo", enfatiza.
Esta novela pone a todos sus personajes en situaciones límite sobre un tema recurrente para el propio Del Árbol: hasta dónde estamos dispuestos a llegar para conseguir aquello que ansiamos, ya sea poder, amor, dinero o fama.
"No creo que todo el mundo tenga un precio material, pero sí emocional, y estoy convencido de que cualquiera llegaría hasta sus límites más extremos para defender a su mujer, a sus hijos o su propia salvación como persona, y es justificable si uno se lo puede justificar a sí mismo", argumenta.
El autor de esta obra intimista en código thriller asume la dureza de su relato, "aunque cuando acabas, compruebas que esta dureza es sólo anecdótica y que prevalece más una suerte de ternura, de dolor vital, por encima de todo..", sostiene.
Del Árbol se planteó escribir esta trama sin moralejas, pero sí con una filosofía marcada por sus personajes: "La vida es dura, pero nos podemos redimir con la ternura, el amor, el deseo de no rendirse y de luchar", enumera.
"Aguantar y sobrevivir son dos maneras de vencer y, mientras luchas, no está todo perdido, porque siempre te queda la opción de salvarte, algo que tendríamos que aplicar en nuestro día a día", reflexiona Víctor del Árbol.
Este mosso d'esquadra de 42 años ha conseguido ya que "La tristeza del samurai" (Alrevés editorial) haya sido vendida a editoriales en ingles, francés y holandés que publican a autores de la talla de Paul Auster, Stieg Larsson o Isabel Allende.
Víctor del Árbol inició su andadura literaria siendo muy niño, leyendo en la biblioteca del barrio barcelonés de La Guineueta, en donde pasaba todas las tardes acompañado de sus cinco hermanos, hasta que su madre les recogía al salir de trabajar. Una mujer a la que califica de "muy inteligente y una gran lectora".
"Decidí que quería ser escritor cuando gané un concurso de redacción con catorce años en el seminario y me regalaron el libro "Réquiem por un campesino español", de Ramón J. Sender", confiesa del Árbol, quien abandonó su vida de seminarista cuatro años más tarde, cuando se enamoró.
Víctor del Árbol ingresó en el cuerpo de los Mossos en 1992, "porque yo siempre quise formar parte de la realidad y, entrar en la policía en aquella época, me servía para ayudar a la gente desde dentro y, además, formaba parte de un proyecto democrático y con una identidad muy romántica".
Este escritor ganó el Premio Tiflos de Novela con "El peso de los Muertos" (2006) y quedó finalista en el premio Fernando de Lara con "El abismo de los sueños" (2008).
Por Nana de Juan
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