Este artículo se publicó hace 14 años.
La muerte de un preso, un golpe para la relación Cuba-EEUU
Cuando el preso político cubano Orlando Zapata murió esta semana tras 85 días en huelga de hambre, las esperanzas de mejorías a corto plazo en la relación de Cuba y Estados Unidos podrían haber muerto con él.
Su fallecimiento en una protesta por las condiciones en prisión se sumó a las tensiones por el arresto en Cuba de un contratista estadounidense y complicó el clima para iniciativas diplomáticas y legislativas que quieren mejorar las relaciones con la isla, dijeron analistas.
"Por el momento se suspendieron todas las apuestas sobre nuevos avances en las relaciones de Estados Unidos y Cuba", dijo Marifeli Pérez-Stable, una analista de la Universidad Internacional de Florida, en Miami.
La muerte de Zapata desató comentarios indignados en Washington, donde viejos opositores al Gobierno comunista de Cuba dijeron que demostraba que Estados Unidos no debe complacer al presidente Raúl Castro flexibilizando el embargo comercial de 48 años, el eje de la política estadounidense hacia Cuba.
"Tomemos esta triste e intempestiva muerte y renovemos nuestro compromiso para asegurar que la Cuba del futuro se deshaga de la fracasada ideología que mató a este hombre valiente", dijo la representante republicana Ileana Ros-Lehtinen.
Para quienes apoyan un descongelamiento con Cuba, la muerte de Zapata hace más difícil defender su argumento central: que la mejor forma de estimular un cambio en Cuba es acercarse a ella.
MAL MOMENTO
Una nueva ley para permitir los viajes de estadounidenses a Cuba y facilitar las ventas de alimentos a la isla fue presentada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos el mismo día de la muerte de Zapata.
"Siempre he sentido, y continúo creyendo, que si realmente vamos a hacer un mejor trabajo en estar junto con el pueblo cubano, tenemos que estar más cerca", dijo en la Cámara el representante demócrata Jim McGovern.
"Necesitamos viajar libremente a la isla para encontrarnos y aprender de ellos y ellos de nosotros", añadió.
A un problema similar se enfrenta España, que preside actualmente la Unión Europea y ha presionado por retirar una cláusula del bloque que insta a Cuba a adoptar una democracia pluripartidista y respetar los derechos humanos.
La Habana ha dicho que esa posición obstaculiza la normalización total de las relaciones con el bloque de 27 naciones.
Presionado por la prensa española, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que defiende el acercamiento a Cuba, lamentó la muerte de Zapata y pidió a la isla que libere a sus presos políticos y respete los derechos humanos.
"Esa es una exigencia fundamental de toda la comunidad internacional", dijo en el Congreso.
EUROPA
Pérez-Stable dijo que la muerte de Zapata podría ser el final de los esfuerzos de España por mejorar las relaciones de la UE y Cuba.
"La Habana debería olvidarse de que la UE levante su posición común", dijo la analista.
Observadores creen que la muerte del disidente es un golpe para los esfuerzos diplomáticos del Gobierno cubano por aumentar la presión para que Estados Unidos abandone su embargo.
La pequeña comunidad de disidentes cubanos, mientras tanto, prometió aumentar sus demandas de cambio democrático en la isla en memoria de Zapata.
Cinco disidentes, cuatro de ellos en prisión, anunciaron que habían iniciado huelgas de hambre exigiendo la liberación de los presos políticos.
"Esta muerte pesa en el corazón de todos nosotros", dijo el disidente Oswaldo Payá.
"Es un antes y un después. No vamos a usar la violencia, pero el Gobierno le está dando un mensaje peligroso al pueblo cubano", añadió.
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