Este artículo se publicó hace 15 años.
Dos muertos en un supuesto intento de secuestro contra un campamento de ACNUR en Pakistán
Un miembro de la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y un guarda de seguridad murieron y otras dos personas resultaron heridas hoy en un intento de secuestro en un campo de desplazados del noroeste de Pakistán, informó la organización en un comunicado.
El suceso ocurrió en el campo de desplazados de Kacha Garhi, situado en la ciudad noroccidental de Peshawar, cuando un grupo de personas no identificadas intentó supuestamente secuestrar a dos trabajadores, ambos de nacionalidad paquistaní, dijo a Efe por teléfono una fuente de ACNUR en Islamabad.
"Intentaron secuestrarles y les dispararon. Uno de los trabajadores falleció y el otro ha sido trasladado a un hospital de la ciudad, donde se encuentra bien", aseguró la fuente.
No obstante, "se ha sabido que un guarda del Comisionado de Refugiados Afganos ha muerto y que otro resultó herido en el tiroteo", añadió un comunicado de ACNUR emitido posteriormente.
De acuerdo con la nota, el trabajador de la organización fallecido es Zill-e-Usman, de 59 años, que trabajaba para la agencia desde el año 1984 y encabezaba su Consejo de Personal en Peshawar, mientras que el herido es Ishfaq Ahmed, oficial de repatriación.
El campamento de Kacha Garhi fue abierto en 1979 para acoger a refugiados afganos, aunque en la actualidad acoge a familias de desplazados (IDP) por los combates que han enfrentado durante meses al Ejército y los talibanes en el norte de Pakistán.
El Ejército paquistaní declaró la semana pasada que en el conflictivo valle de Swat y otros distritos colindantes se daban las condiciones necesarias para el regreso de los desplazados, iniciado de forma oficial el pasado lunes.
Hasta ayer y según la comandancia paquistaní, 2.296 familias habían vuelto a sus casas en la división de Malakand, centro de los combates, que han dejado unos 1.700 insurgentes muertos, de acuerdo con datos del Gobierno sin comprobación independiente.
Las ofensivas emprendidas por el Ejército desde 2008 en el noroeste del país han causado el éxodo de más de 1,9 millones de personas, aunque las autoridades siempre mantuvieron que se trataba de éxodos temporales.
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