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Mujer joven busca cómic japonés a su altura

Las editoriales publican mangas de temática más madura para las lectoras adultas

REBECA FERNÁNDEZ

No llevan carpeta ni mochila con los libros de clase. No todas van vestidas como lolitas, ni son fanáticas del cosplay (disfrazarse de los protagonistas de cómics, películas o series de animación japonesas). Y, sobre todo, no tienen 15 años, porque el manga o tebeo japonés no es sólo para estas lectoras.

Las mujeres de entre 18 y 30 años también lo consumen, aunque no sean el público mayoritario. Ellas han crecido con los tomos destinados a las adolescentes (denominados shojo en japonés) y los de aventuras para chicos jóvenes (shonen) y ahora requieren títulos más maduros que respondan a sus expectativas.

Iris es una de estas lectoras. Ahora tiene 26 años, pero lleva desde los ocho enganchada al manga gracias a Dragon Ball. 'En el mercado hay muchos títulos shojo, pero son más infantiles y se me han quedado pequeños', explica. Por eso, esta estudiante de ingeniería técnica agrónoma en alimentación se decanta por historias más maduras, como el yaoi (centrado en relaciones amorosas entre dos chicos) y mangas destinados a adultos editados bajo la etiqueta de seinen, 'que son más complicados y te llenan más'.

Sin embargo, no todas las lectoras adultas se han criado junto al manga y algunas de ellas lo descubren más tarde, una tendencia que, según el editor de manga de Planeta de Agostini Cómics, Ignasi Estapé, 'va en aumento'.

Así, el manga se ha establecido como la puerta para la entrada de la mujer en el mundo del cómic, según explica Helena Muzás, editora de la línea de shojo manga y catalán de Glénat. Esta editorial acaba de inaugurar una línea para lectoras de entre 18 y 30 años (segmento de público objetivo del josei) con el manga Tokyo style. Este cómic, de Moyoco Anno, está protagonizado por Hiroko Matsukata, una periodista que dedica su vida a su profesión y que para triunfar en ella adopta un rol masculino.

Titulada originalmente como Hataraki man (hombre trabajador), es un 'reflejo de la sociedad japonesa', donde la figura masculina es el referente en el ámbito laboral, a pesar de que allí ahora 'las mujeres tardan más en casarse o no se casan, y ya no abandonan su carrera profesional', explica.

En este sentido, el editor de Planeta de Agostini Cómics considera que los autores japoneses, conscientes de la influencia que tiene el manga en EEUU y Europa, han adaptado sus historias para una 'lectora más internacional y una mujer actual'.

Esta tendencia a tratar los temas de una forma más realista y adulta, sin tanta fantasía como en los shojo, no es una novedad en el panorama editorial japonés, experto en publicar obras para todo tipo de públicos y gustos, pero sí es ahora cuando está llegando más a España, según Annabel Espada, editora de manga de Norma.

Entre los títulos que las lectoras adultas pueden encontrar en esta editorial, están Life, que trata el acoso escolar, o Nodame cantabile, que relata la historia de unos jóvenes que estudian música clásica en el conservatorio. Este título consta de 21 volúmenes y en España ya se ha publicado el tomo número 9.

Sin embargo, esta edición prolongada en el tiempo no parece desanimar a sus seguidores. 'Las lectoras de manga son bastantes fieles y cuando les gusta una serie, se la compran, lo que pasa es que los títulos que más ventas tienen suelen ser los de shonen', afirma.

A pesar de que todos estos términos suenan rotundos, las líneas que separan todo este maremágnum de publicaciones no son estrictas. 'Las etiquetas son orientativas' y el factor fundamental es el gusto del lector, independientemente de su edad y género, reconoce Espada.

Además, a este abanico de opciones hay que sumarle títulos procedentes del cómic coreano (manhwa), como Historia color tierra o Bicicleta roja (Planeta de Agostini Comics), de Kim Dong-Hwa, y tebeos del género yaoi, cuyo 'público mayoritario, el 90%, son mujeres', según explica Emilio Bernárdez, director de producción y editor de La Cúpula, que publica estos cómics.

Todas estas historias que invitan a la evasión y que, a veces, permiten la identificación de las lectoras se están poniendo al servicio de un público, cuya edad, según Espada, le otorga 'más predisposición a experimentar'.

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