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Las mujeres rurales siguen sin sus derechos

El Gobierno aprobó la cotitularidad en marzo pero el proceso está paralizado

ANA REQUENA AGUILAR

Llevan toda la vida trabajando en el campo. Muchas aprendieron el oficio de sus padres o se adaptaron al de sus maridos. Ordeñan las vacas, trabajan la tierra, cuidan de los animales, gestionan la explotación... Además, al llegar a casa se ocupan del trabajo doméstico. El 6 de marzo, el Consejo de Ministros aprobó el real decreto que reconoce la titularidad compartida de las explotaciones agrarias: una reivindicación histórica de las mujeres rurales que fue celebrada. Sin embargo, cuatro meses después de su publicación en el BOE, no se han dado los pasos necesarios para que lo plasmado en el papelse haga efectivo.

Gracias a esta norma, será posible que, por primera vez, el nombre de estas mujeres aparezca en los papeles. Hasta el momento, las explotaciones agrarias tienen como titulares a hombres en casi un 100% de los casos y no es posible inscribir a otro titular. Cualquier gestión sobre la explotación tiene que realizarla el titular o su cónyuje con una autorización de su marido, aunque trabaje en la finca. La Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) calcula que serán unas 150.000 mujeres las que podrían beneficiarse de este cambio.

El Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino y las comunidades autonómas se pasan la pelota. Después de la publicación del decreto en el BOE, las autonomías eran las encargadas de crear los registros pertinentes para que las mujeres pudieran registrarse como cotitulares de la explotación agraria que comparten, pero desde entonces no se ha constituido ninguno. Aducen que el Ministerio tiene que publicar previamente una orden que no llega.

Mari Valle tiene 43 años y vive en un pueblo de Palencia. Cada mañana, se levanta a las siete y media y empieza con su trabajo diario en la explotación, de la que su marido es titular. 'Ordeño, echo de comer al ganado y le atiendo, voy a la tierra si hace falta y llevo la contabilidad', cuenta. En los papeles de la explotación, siempre ha aparecido su marido como titular, aunque para ellos la gestión ha sido siempre un trabajo compartido: 'Yo llevo muchos papeles, pero si había algo que yo no podía firmar tenía que ir mi marido'. Mari Valle tiene también que atender su casa y cuidar de sus dos hijas. 'Es un trabajo continuo, esto requiere todo el día; la titularidad compartida es un paso adelante para que se reconozca nuestro trabajo'.

Las condiciones para registrarse como cotitular son estar dada de alta en el régimen especial agrario de la Seguridad Social y ser pareja o esposa de un titular de explotación. Así, ya no tendrán que llevar una autorización escrita de su pareja para tramitar cualquier gestión relacionada con el negocio. Los beneficios, así como todas las ayudas, se repartirán entre los dos cotitulares. En caso de separación o divorcio, las mujeres cotitulares no tendrán que esperar a que un juez decida si la explotación forma parte de sus bienes gananciales. Tampoco habrá duda de su derecho a cobrar la prestación por maternidad de 100 euros que el Gobierno concede a las mujeres trabajadoras.
Las CCAA deben crear los registros pero esperan una orden ministerial

Ir al registro vitícola, donde se guarda toda la información sobre las parcelas, o rellenar los papeles para la Política Agraria Común (PAC) es algo que Eva aún no puede hacer: 'Sólo puede tramitarlo quien aparece en los papeles'. Comparte con su marido trabajo en la explotación familiar en Rivera del Fresno, Badajoz. 'Siempre estoy llevando y trayendo papeleo para que él lofirme', señala.

Es previsible que el verano ralentizará todavía más la creación de los registros. Pero hay prisa. Los derechos de muchas mujeres esperan.

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