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Un mundo sin redención ni esperanza

El dibujante Baru retrata en Un cero a la izquierda una sociedad condenada, podrida por la miseria y a punto de explotar

GUILLAUME FOURMONT

Cuando no hay esperanza, gana la miseria humana. Cuando la miseria gana, la sociedad se pudre y cuando la sociedad se pudre, no hay redención. El mundo está condenado a morir, a explotar en mil pedazos para no renacer nunca.

El diagnóstico es aterrador, coge por las tripas a los más ingenuos que aún piensan en un final feliz. 'Mi carácter siempre me lleva a salvar a alguien, aunque aquí nadie se salva, hay que ir hasta el final, hasta el desastre', explica Hervé Baruela Baru, autor con el escritor Pierre Pelot de Un cero a la izquierda (Dibbuks), un cómic que retrata 'una sociedad sin movimiento, condenada'.

'Una sociedad está viva cuando la gente puede escapar de su condición'

Anastase es un fracasado con melena y patillas. Tiene casi 40 años, se busca la vida con trampas y engaños; aún vive con su madre, una vieja alcohólica que sólo se mueve para ir a orinar en una cabaña de madera, fuera de la casa. En el pueblo de Anastase, hay un orfanato. José, quien vivió allí 14 años, lo recuerda así: 'Pude soportarlo todo porque todos los días me decía que algún día saldría de allí... ¡Y le prendería el fuego a todo!'. Pero el problema de todos no es aún el rencor de algunos, sino la desaparición de Joël, un pequeño con síndrome de Down. Nadie sabe si está vivo, nadie sabe si el periodista que sigue el caso contará la verdad, nadie sabe nada.

Un cero a la izquierda es la adaptación de una novela negra de Pelot, escritor 'enojado', según sus propias palabras. 'Hay tantas cosas que me dan rabia', explica, 'como las injusticias sociales y sobre todo la tontería humana'.

El trabajo de Baru, hijo de un inmigrante italiano y de una francesa, siempre se centró en 'la materia social'. 'Yo soy hijo de obrero y pude escapar de mi condición social gracias a la escuela', cuenta el dibujante. Lo que le interesa retratar es 'el movimiento, el desplazamiento geográfico, que es una metáfora del desplazamiento social'. 'Una sociedad está viva cuando la gente puede escapar de su condición, del determinismo social', continúa Baru.

El cómic no llama al terrorismo; es la constatación de un fracaso

En Un cero a la izquierda, el dibujante va hasta el final. Expresa lo que pasa cuando ya no hay movimiento, cuando no hay esperanza de salida: 'En este libro pude expresar el pesimismo más profundo de la naturaleza humana. Aquí, nadie se salva, porque cuando no hay movimiento, la sociedad explota'. Varios informes apuntan que países de la UE Francia, Italia, España son sociedades bloqueadas en las que el ascensor social ya no funciona. 'Cuando la miseria es material, también es moral. ¿Qué pasa cuando una sociedad se pudre?', advierte Baru.

¿Es Un cero a la izquierda una llamada a la acción revolucionaria, al anarquismo? 'No se trata para nada de llegar al terrorismo', responde Pelot, 'aunque el anarquismo no es una filosofía violenta, se basa en el respeto del otro'. Baru lo tiene claro: 'Yo no tengo ningún mensaje, sólo hago una constatación de un fracaso, el fracaso de una sociedad cerrada, en la que la gente como Anastase está rechazada, marginalizada'.

Hasta ahora, todo va bien; hasta ahora todo va bien... ¿Hasta cuándo? Porque cuando una sociedad está cayendo, lo importante no es la caída, sino el aterrizaje.

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