El tenista ruso Nikolay Davydenko aprovechó la potencia de su derecha y su gran momento de forma para superar en la final del Masters 1000 de Shanghai a Rafa Nadal (7-6(3), 6-3), que se quedó sin su sexto título del año, pero que jugó su mejor torneo desde mayo y plantó una semilla de esperanza de cara a futuros compromisos.

Davydenko venía practicando un tenis excelente durante toda la semana y la final no supuso una excepción en su camino alfombrado hacia el éxito. El ruso solo vio peligrar el partido por sus propios errores, ya que Nadal, pese a que lo intentó con tenacidad, no alcanzó en ningún momento el nivel de juego de su rival.

El primer set se convirtió en una montaña rusa que Davydenko supo llevar a mejor puerto. Tras dos juegos iniciales tranquilos, el ruso no espero más para romper el servicio de Nadal, abrumado por los ángulos imposibles que le llegaban desde el otro lado de la pista. El set parecía sentenciado con 4-2 y dos bolas de 'break' para Davydenko, pero el mallorquín levantó la situación tirando de espíritu.

Pasada su gran oportunidad, el ruso perdió firmeza y empezó a mandar tiros fuera para regocijo del número dos mundial, que encadenó tres juegos consecutivos: aguantó su saque, convirtió su primera bola de rotura y volvió a aprovechar su servicio para coger la iniciativa por primera vez en el choque (4-5).

Más asentado, Nadal llegó a disponer de una bola de set, pero Davydenko ya estaba superando su bache y no se dejó sorprender.

El octavo jugador mundial recuperó su mejor versión en el 'tiebreak', donde volvió a machacar con la derecha para dejar al balear en tres puntos.

La tecnología también acabó venciendo la fe inquebrantable de Nadal

Visiblemente incómodo, Nadal se enganchó a su resistencia para sobrevivir al inicio del segundo parcial (2-2) y dispuso una bola de rotura, una auténtica conquista a esas alturas de choque. Pero el guión se repitió de nuevo: Davydenko aguantó, volvió a oler el rastro de su presa y atacó en el siguiente juego para sellar su segundo 'break' del partido (4-2).

Nadal evitó la rendición, ganó su servicio (5-3) y se puso 30-30 al resto en el último juego, pero Davydenko cortó cualquier hazaña con una gran subida a la red y un error no forzado del mallorquín, que obligó a un final con suspense con intervención del 'ojo de halcón'. La tecnología también acabó venciendo la fe inquebrantable de Nadal.