Este artículo se publicó hace 13 años.
Nanni Moretti dice que con 'Habemus Papam' muestra que se puede renunciar al poder
El director italiano Nanni Moretti asegura que con su filme en competición en el Festival de Cannes, "Habemus Papam" quiere mostrar que "a veces en la vida se puede decir no y renunciar a un papel de gran poder".
La cinta de Moretti (quien ya ganó la Palma de Oro con "La habitación del hijo") cuenta la historia de un papa que no se atreve a asumir el cargo para el que acaba de ser elegido y se fuga del Vaticano para encontrarse a sí mismo, papel interpretado por el actor francés Michel Piccoli.
Moretti ha explicado a un reducido grupo de medios de prensa en Cannes, entre ellos Efe, que no ve su cinta como una crítica general al poder.
La renuncia de "Habemus Papam", asegura, "no es un acto de cobardía, sino una fortaleza, la de ser capaz de reconocer las propias debilidades".
"A través de la figura de un papa -añade-, la historia de este filme puede ser más universal. Creo que habría enviado un mensaje pobre si se hubiera tratado de un gran empresario o de un político quien hubiera dicho no".
A Moretti no le interesa demasiado explicar su propia obra y bromea con la posibilidad que abre la estupefacción de los fieles que, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, asisten a la noticia de la renuncia papal.
"Podría ser una segunda parte, 'Habemus Papam II.La venganza", dice divertido antes de recriminar a una insistente periodista que inquiere sobre el "significado" de su cine: "Es como cuando en el supermercado pagas paga uno y te dan dos. ¡Usted quiere la película y que el director se la interprete!".
"Soy un mal intérprete de mis películas. Haga usted algo de trabajo, ¡qué señora tan prepotente!", comenta con media sonrisa sobre la periodista y vuelve la mirada en señal cómplice al resto de los enviados.
Pero concede al fin: "No quise referirme o hacer una comparación con el desastre político en Italia. Pero ese balcón vacío con las cortinas que se mueven y el hueco negro al que vuelve el papa puede referirse a otros mundos que no sean el católico y el del Vaticano".
Moretti alude a una escena de "Habemus Papam", cuando Piccoli regresa al interior del balcón vaticano y la escena queda dominada por el gran espacio negro enmarcado por enormes cortinajes batidos por el viento.
"La agonía de Wojtyla no me influyó para nada. Hay un par de referencias a Juan Pablo II porque el portavoz y un cardenal se refieren a que el anterior fue un papa querido y que estuvo mucho tiempo. Ahí podría verse una referencia, pero eso es todo", explica.
Después de advertir que no ha visto "ni una sola crítica", señala que ha habido "reacciones diversas" a su película en los ambientes vaticanos, y añade que un periodista ha escrito una carta en una publicación católica en la que invita a boicotear el filme, una actitud que no le parece "representativa del mundo católico".
Las reacciones a su última cinta fueron "principalmente positivas", explica el director italiano, quien no quiere "jugar a la víctima y dar importancia a quienes invitan al boicot. Son episodios muy aislados, sin importancia".
Moretti ha añadido que en "Habemus Papam no quiso reflejar la fe, por que "es obvio que los cardenales la tienen y el papa también", ni tampoco la Iglesia tal y como es. "Hice un buen servicio a la Iglesia al no enseñar la Iglesia real", asegura.
Confiesa que no es creyente: "No, tuve una educación moderadamente católica, sin exageraciones y desde hace unos cuarenta años no lo soy".
Mientras le interroga la prensa garabatea en un papel -"hay un equipo internacional que lo está estudiando", bromea cuando se le pregunta qué dibuja- y juega con las palabras al aludir a una expresión propia que se pronuncia en el filme: "La sinusitis psíquica".
"Es un término que inventé yo. Un estado en el que me he encontrado en los últimos veinte años y espero que este concepto quede incluido en los manuales de psiquiatría. Es una broma, claro está...".
Moretti interpreta en "Habemus Papam" a un psicoanalista al que llevan al Vaticano para analizar al Santo Padre que quiere renunciar al papado.
"Me siento cercano a los psicoanalistas en el placer de hacer jugar a los otros, en organizar el juego", concluye.
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