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Ni izquierda ni derecha reivindican a El Botas

El Patronato Alcalá-Zamora trabaja para divulgar una figura olvidada

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"El Botas no era más que un terrateniente ricachón, al que nadie quería ni en su pueblo, por el que lo único que hizo fue construir la cárcel. No se atrevía ni a presentarse al escaño por Priego. Atildado y cursi por criarse entre mujeres, medró en política con la Monarquía, y por rencor hacia Alfonso XIII acabó abrazando una República en la que no creía. El Botas fue doblemente traidor, a la Monarquía y a la República". ¿Y quién es ese tal Botas, que merece tan duro retrato en una crónica de la época? Niceto Alcalá-Zamora, primer presidente de la II República, probablemente el político español sobre el que más mitos falsos y denigrantes se han diseminado.

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"En Priego no es que la figura de Alcalá-Zamora se desconociese, es que estaba tergiversada. Bueno, como en todas partes, en realidad", explica Francisco Durán, presidente del Patronato Alcalá-Zamora. Durán recuerda cómo, siendo concejal de Cultura en 1987, el gentío "le escupió" durante la colocación de una placa honorífica en su casa natal. ¿Por qué tanto odio?

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En Niceto Alcalá-Zamora, un liberal en la encrucijada, Julio Gil Pecharromán explica cómo los niños de la posguerra, en ambos bandos, eran criados en el desprecio a El Botas, apodado así por sus relucientes botines con elásticos: unos decían que "aquel hombre, manipulador y ambicioso, católico de fe débil, había trabajando ruinmente para traer la Revolución y el Comunismo. Algunos abuelos, sin embargo, susurraban una historia muy distinta: era un reaccionario encubierto que había laborado sin descanso, al servicio de los más oscuros designios, para socavar los cimientos del progreso".

Una visita a la Casa Museo de Niceto Alcalá Zamora, ubicada en el mismo número 33 de la calle Río, en Priego, donde nació en 1877, sirve para desmontar falsos tópicos. Allí se pueden consultar el pasaje de sus memorias que dice: "Me crié con estrechez [...]: lo primero, salud, alimento, cultura y vivienda: todo lo demás, lujo sacrificable". También puede leerse su discurso de Valencia, en 1930, en el que abraza la fe republicana. Y el documento con el que le da a Primo de Rivera con la puerta en las narices ante el ofrecimiento del dictador para incorporarlo a su causa.

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Su empeño como presidente fue que el Ejército no cayera en manos de enemigos de la República. Como cuenta José Luis Casas en Alcalá-Zamora, una aproximación biográfica, su respuesta a Gil Robles cuando le propuso a Franco como jefe del Estado Mayor fue tan firme como agorera: "Los generales jóvenes son aspirantes a caudillos fascistas".

"Don Niceto no fue comprendido en vida ni en muerte" 

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En cuanto a la cárcel de Priego, pocos saben que la política de presidios de la República, con Victoria Kent al frente, en nada se corresponde con la posterior gestión franquista. Y si se presentaba a las elecciones por La Carolina, y no por su pueblo, era porque su amigo José Serrano tenía más fácil el escaño en Priego.

Precisamente Serrano, tras su exilio, se quedó con su casa de Priego. Las hijas de Niceto, Pura e Isabel, regresaron a España de su exilio en 1954 tras interceder ante el régimen el consuegro del ex presidente exiliado, Gonzalo Queipo de Llano. En 1970, tras largos trámites, lograron la titularidad de la casa, que donaron en 1990 para hacer un museo que hoy recibe 20.000 visitas al año. Sólo pidieron que estuviera el sofá en el que murió en Buenos Aires, cubierto con la bandera tricolor republicana, y el reloj parado a la hora en que murió, las seis menos diez de la mañana del 18 de febrero del 49.

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Sus restos no regresaron a España desde Argentina hasta 1979. Fue enterrado en el madrileño cementerio de La Almudena con absoluta discreción, sin el más mínimo honor propio de un ex jefe de Estado. El presidente del Gobierno era entonces Adolfo Suárez.

Es un maldito entre los malditos de la tercera España 

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"Sus hijas [que fallecieron en 1986 y 1990] nunca quisieron hacer ruido, pero les dolió cómo se trató a su padre", afirma Durán. "En 1999, con motivo de los actos por el cincuentenario de su muerte, nos encontramos con muchas resistencias, sobre todo en Madrid. Es una figura incómoda", añade el presidente del Patronato. Hasta ese año, 1999, no se le devolvió la nacionalidad española.

Alcalá-Zamora fue, y aún hoy es, un maldito entre los malditos de la tercera España. Superado por unos tiempos sociales que no eran los suyos, fue incapaz de trazar alianzas políticas tácticas. Y acabó solo, sin apoyos. Su proyecto político fracasó, en parte porque Alcalá-Zamora no supo apearse de una forma de entender España forjada en la política de salón, ajena a unos cambios revolucionarios que era incapaz de percibir.

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Con el tiempo, su republicanismo ha imposibilitado que lo reivindique la derecha, que aún hoy se resiste a incluirlo en su nómina de referentes liberales de cabecera. Su derechismo, al tiempo, lo convierte en una figura ajena a la izquierda. "Don Niceto no fue comprendido en vida ni en muerte", resume Ángel Alcalá Galve en Niceto Alcalá Zamora y la agonía de la República. He ahí un claro contraste con Suárez.

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