Este artículo se publicó hace 13 años.
Nigeria considera uso de la fuerza puede ser inevitable en Costa de Marfil
El uso de la fuerza para desalojar del poder a Laurent Gbagbo en Costa de Marfil puede ser inevitable, debido al fracaso de todos los esfuerzos diplomáticos para resolver el conflicto surgido en el país tras los pasado comicios presidenciales, señaló hoy el Gobierno de Nigeria.
La declaración se produjo tras una entrevista entre el presidente nigeriano y titular de turno de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), Goodluck Jonathan, y Guillaume Soro, líder de las Fuerzas Nuevas y primer ministro designado por Alassane Ouattara, reconocido como presidente electo de Costa de Marfil por la comunidad internacional.
La secretaria de Estado de Asuntos Exteriores nigeriana, Hajia Salamatu Suleiman, dijo hoy que Jonathan, como presidente de la CEDEAO, ha enviado sin éxito muchos representantes para tratar de resolver pacíficamente el conflicto, después de que la comunidad internacional, encabezada por la ONU, certificara la derrota electoral de Gbagbo el pasado 28 de noviembre.
"Como saben, el presidente (Jonathan) ha enviado muchos delegados a Costa de Marfil para tratar de resolver este asunto por la vía diplomática y que no fuera necesario el uso de la fuerza militar. Pero parece que ha quedado (la fuerza) como única opción", indicó a los periodista Suleiman.
Según ella, Jonathan y el resto de presidentes de la CEDEAO "todavía tratan de utilizar el diálogo y buscar la mejor manera de resolver este asunto".
La comunidad internacional, incluidas la CEDEAO y la Unión Africana (UA), han reconocido la victoria electoral de Ouattara en la segunda vuelta de los comicios presidenciales celebrada en el país el pasado 28 de noviembre, pero Gbagbo, apoyado por los militares, se niega a abandonar la Presidencia.
La CEDEAO mandó en dos ocasiones a los presidentes de Benin, Cabo Verde y Sierra Leona como enviados para convencer a Gbagbo que dejara pacíficamente el poder y, al mismo tiempo, amenazarle con el uso de la fuerza si se negaba, pero rechazó las reclamaciones.
El primer ministro de Kenia, Raila Odinga, enviado de la Unión Africana con los mismo fines, ha sido también rechazado por los seguidores de Gbagbo, que llegó al poder tras las elecciones de 2000 y se mantuvo durante diez años en la Presidencia debido a la guerra civil, de 2002 a 2007.
La guerra civil dividió al país entre el sur, bajo el control de las Fuerzas de Defensa y de Seguridad, que apoyan a Gbagbo, y el norte, controlado por las Fuerzas Nuevas, de Soro, que no se desarmaron tras el conflicto y respaldan a Ouattara.
El país está al borde de una nueva guerra civil, con dos presidentes investidos y sendos Gobiernos.
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