Este artículo se publicó hace 13 años.
Los niños reivindican la calle
Las ciudades emprenden medidas para que los menores tengan lugares seguros para jugar
Entre turistas que entran y salen del Museo de Arte Reina Sofía de Madrid y un grupo de patinadores desafiando los desniveles de las aceras, Celia y Luisa saltan a la comba. Es lunes por la tarde, las dos crías han salido del colegio y aprovechan los últimos minutos de sol antes de volver a encerrarse en casa. "No me gusta que pierdan el tiempo delante de la tele o del ordenador, pero tampoco las puedo dejar aquí solas", explica la madre de estas niñas de siete y diez años.
La preocupación de Laura es la misma que viven muchos padres que ven como ahora sus hijos no pueden jugar en la calle como ellos lo hicieron hace años, cuando eran pequeños.
"Jugar fuera es una herramienta para afrontar el mundo", dice un experto
Los coches se han convertido en los dueños de las ciudades, cuya arquitectura no tiene en cuenta los espacios para fomentar el juego seguro. "Los niños han perdido la calle", resume el pedagogo italiano Francesco Tonucci, creador del proyecto La Ciudad de los Niños. Esta iniciativa, que nació en Italia en 1991, busca que los más pequeños recuperen "autonomía y libertad". En España, se han adherido a este proyecto más de 20 ciudades repartidas por Catalunya, la Comunidad de Madrid, País Valencià, Castilla y León, Andalucía y Extremadura.
El miedo de los padresEl motivo que aducen los padres para no dejar que sus hijos jueguen solos en la calle es la falta de seguridad que hay en las grandes ciudades. "Y los políticos solventan este problema incrementando la vigilancia con policías y cámaras", critica Tonucci, quien considera que estas acciones "solo contribuyen a aumentar el miedo de los padres".
Las rutas escolares controladas fomentan la autonomía infantil
En algunas zonas de Madrid, por ejemplo, los progenitores pueden estar absolutamente tranquilos los domingos por la mañana. Un tramo de la calle de Fuencarral (entre las glorietas de Quevedo y Bilbao) y otro de la calle Argentales, en el barrio de San Blas, permanecen unas horas cerrados al tráfico.
En estas zonas protegidas, los niños se apoderan de las calzadas, que durante la mañana se convierten en campos de fútbol improvisados o en pistas de competición de bicicletas y patines. Los pequeños juegan a sus anchas y los padres pasean tranquilos, sin preocuparse de los coches. La calle de Fuencarral incluso toma forma de parque recreativo, con piscinas de bolas y futbolines humanos.
No a los parques infantilesDetractor de los parques infantiles porque "apartan a los niños de la calle", Tonucci ve muy positiva esta iniciativa. "Si los niños no pueden jugar en libertad, no viven experiencias de riesgo y de este modo pierden herramientas muy útiles para afrontar el mundo", explica el pedagogo, que advierte de que "retrasar estas experiencias puede provocar dramas en la adolescencia".
20 localidades tienen planes para que los menores ganen espacio
El proyecto la Ciudad de los Niños fomenta la "autonomía infantil" con los caminos escolares, una iniciativa muy extendida en España que consiste en avisar a vecinos y comerciantes (en lugar de policías) de que, durante ciertas horas del día, pasaran grupos de niños solos que van al colegio o vuelven a casa.
"Los padres asumen que la ciudad no permite que sus hijos vayan solos por la calle", denuncia Tonucci, que propone que "la sociedad, y no tanto los políticos, se preocupen de que los niños puedan salir de casa sin tener continuamente un control directo sobre lo que hacen".
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