Este artículo se publicó hace 12 años.
No a la hipocresía
Ángeles Caso
Casi todas las personas con dos dedos de frente pensamos que la prostitución es una vergüenza. Y no me refiero a nada que tenga que ver con la moral sexual: cada uno puede hacer con su cuerpo lo que quiera, incluso venderlo, siempre y cuando lo haga de manera libre. La vergüenza es que eso casi nunca es así.
Aunque no haya cifras concretas, sabemos que la inmensa mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen por pura necesidad, por huir de la miseria y alimentar a sus familias.
Aún peor: una buena parte de las mujeres que sobreviven de esa manera son víctimas de las mafias, y trabajan en condiciones propias de la esclavitud. Han sido engañadas, secuestradas y amenazadas de muerte, y viven aterrorizadas, encerradas, drogadas y maltratadas a diario, mientras su humillante actividad sexual enriquece a sus "amos" y nunca a ellas mismas.
La prensa española suele fingir que nada de eso ocurre. Mira hacia otro lado y se lucra e_SEnDmucho publicando los anuncios de esas bandas de criminales que explotan a mujeres pobres y desprotegidas. Esa actitud de indi-ferencia moral no deja de ser una indignidad cometida en nombre del beneficio económico.
La limpieza de Público a ese respecto, con la gran pérdida de ingresos que ha supuesto para la empresa, debería ser de ahora en adelante un ejemplo a seguir. Porque una sociedad sana no puede permitirse cierto tipo de hipocresías que amparan lo peor del ser humano.
Ángeles Caso es escritora
La opinión de los lectores..."Gracias a 'Público' por su comportamiento ético de no insertar publicidad de prostitución"
@diegocruzblog Diego Cruz
Vía Twitter.
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