Este artículo se publicó hace 15 años.
¿No quieren roquefort? Que coman basura
Nosotros mantendremos nuestros quesos y vosotros podéis quedaros con vuestras hamburguesas hormonadas, era el sentimiento en Francia el viernes tras el anuncio de la administración Bush de que se triplicarán las tasas de importación sobre el roquefort un 300 por ciento.
El queso blando, azul y picante es solo uno de los productos europeos afectados por las medidas estadounidenses de presión a Europa para que cese el cerco sobre la carne estadounidense tratada con hormonas de crecimiento.
El roquefort, que se ha hecho tradicionalmente con leche de oveja en el sur de Francia durante 1.000 años, es uno de los platos típicos que definen la gastronomía francesa. La postura estadounidense, una más que sumar a la lista, sentó como un cubo de agua fría entre los franceses.
"Muy bien, Pueden seguir comiendo basura, nosotros nos quedaremos la mejor comida", escribió un bloguero en la página Web del periódico Liberation.
"Un pedazo de roquefort con un vaso de vino de la última cosecha...qué gusto!" dijo el corresponsal, uno de los cientos de internautas franceses que comentaron el desarrollo de la cuestión.
El queso ya era caro con las tasas anteriores, del 100 por cien. La cadena de comida estadounidense Dean & Deluca ofrecía en su Web dos trozos de roquefort de 3.5 onzas (100 gramos) cada uno por 30 dólares antes de que la tarifa nueva entrase en vigor.
La medida recuerda a problemas anteriores con los alimentos que han marcado las relaciones franco-americanas en la era del presidente George Bush, que deja el puesto el martes.
Nadie ha olvidado el cambio de nombre de las patatas fritas (pasaron de llamarse "French Fries", que significa 'fritas francesas', a llamarse "Freedom Fries", que significa 'fritas de la libertad') cuando el presidente Jaques Chirac se opuso a los planes de Bush de invadir Irak.
"Estamos hartos de ser un símbolo para el gobierno americano. Puede que la administración Bush se permitiera tomar esta decisión justo antes de irse", dijo Robert Glandieres, presidente del grupo de fabricantes de roquefort.
En términos comerciales el impacto será muy limitado. Una portavoz del grupo de fabricantes de roquefort explicó que las exportaciones a los Estados Unidos representa 400 toneladas al año, sólo el 2,5 por ciento de las ventas anuales del queso.
Dijo que la exportación a los Estados Unidos seguramente se acabaría porque pocos consumidores podrán permitirse el roquefort al nuevo precio.
El ministro de agricultura Michel Barnier dijo que Francia no cambiaría su postura acerca de la prohibición sobre la carne estadounidense.
"No importaremos carne hormonada ni importaremos la técnica de tratar el pollo con limpieza en clorina como se hace en EEUU", afirmó en las noticias de la radio francesa.
José Bové, el líder anti-globalización, dijo tener la solución para cubrir la caída de ventas en EEUU.
"Los franceses y los europeos tendrán que comer más roquefort", dijo.
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