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"De donde no se vuelve", el viaje interior de García-Alix en el Reina Sofía

EFE

Alberto García-Alix "desnuda" su alma en un viaje profundo y poético en el tiempo y en su vida, emprendido a través de las casi doscientas fotografías y el vídeo que forman "De donde no se vuelve", exposición que el Museo Reina Sofía dedica a este autor.

Aunque las imágenes pertenecen a diferentes épocas, desde los años setenta hasta la actualidad, la muestra no tiene carácter retrospectivo sino, más bien, "introspectivo" al tratar de salir de los lugares comunes, escapando de la anécdota y centrándose en lo esencial del trabajo de García-Alix (León, 1956).

Este viaje por la memoria, entre pasado, presente y destino, tiene su punto de partida en el siguiente texto creado por el fotógrafo que, además, es el guión del vídeo, hilo conductor de la exposición:

Nos lleva al otro lado de la vida./

Y allí, atrapados en su mundo de luces y sombras,/

siendo sólo presencia, también vivimos./

Inmutables. Sin penas. Redimidos nuestros pecados./

Por fin domesticados? Congelados./

Al otro lado de la vida, de donde no se vuelve"./

En este recorrido adquiere especial importancia la persistencia del autorretrato "que tiene poco que ver con el narcisismo, sino todo lo contrario. Tiene que ver con un elemento de introspección, con contar una historia a partir de un yo", comentó el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, para quien esa tensión entre un "yo dado" y el mundo exterior "es lo que mejor reflejan sus obras".

El ambicioso proyecto emprendido por el autor especialmente para el Reina Sofía tiene su núcleo en la proyección en la que, en primera persona, García-Alix narra todo aquello que ocurre en la exposición. Esta narración "traza una línea entre el presente, más reflexivo e íntimo con paisajes y fotografías más abstractas, y el pasado. Todas las imágenes cuentan algo ya que Alberto es esencialmente narrador", señaló el comisario Nicolás Combarro.

En la secuencia creada, el autor recoge la parte más emocional y de sensaciones y a la vez reflexiona sobre el pasado con una mirada actual y distinta.

"Queríamos salirnos de la obra que más se conoce de él e irnos a ese otro lado que existe en él a través de los paisajes, por otra parte siempre presentes en su obra", comentó el comisario para quien este exposición tiene más elementos que los puramente fotográficos "cuenta algo y los visitantes se llevan algo del artista" que ha sido sincero al contar su propia narración.

La construcción de la narración visual ha sido el reto que ha estimulado a Alberto García-Alix para crear esta exposición. "Las fotos ya estaban hechas, la nueva creación era lo que me estimulaba porque me aporta poder presentar y construir una nueva obra".

El vídeo es el hilo conductor de este viaje en el que el fotógrafo ha tenido que volver a su pasado. "Me pregunté ¿cómo funciona la memoria?. Esta memoria no es lineal y muchas fotos del presentes dialogan con las del pasado porque tienen la misma historia, un nexo común".

Entre las imágenes exhibidas en las diferentes salas que forman la exposición, unas cincuenta son fotografías de época o vintage, procedentes de la colección particular del artista y el resto son piezas de nueva producción.

A lo largo del recorrido, formado por ciclos fotográficos no cronológicos, se muestran imágenes de su vida, sus amigos, los paisajes de su memoria. Junto a estas, las primeras fotografías de formato medio, desde finales de los ochenta y la década de los noventa, donde García-Alix desarrolla un mayor dominio sobre la composición y profundiza en el retrato.

Todo ello se enfrenta a las del presente en las que vuelca su mirada hacia su interior, en una comprensión más abstracta, para representar un universo de paisajes, personajes y esencias de su propia vida. "Si ayer fotografiaba silencios, hoy fotografío mi propia voz".

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