Este artículo se publicó hace 16 años.
Los Nobel de Medicina instan a no limitar la investigación pese a la crisis
Los avances logrados en la investigación sobre el sida y el cáncer son muchos pero lo que queda por hacer es aún más, por lo que los Gobiernos no deben reducir sus inversiones en la actual época de crisis, señalaron hoy los Nobel de Medicina 2008, Harald zur Hausen, Francoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier,
Estos tres investigadores han sido galardonados con el Nobel de este año por sus trabajos de décadas, que en el caso de Barré-Sinoussi y Montaigner les llevó a descubrir el VIH, el virus causante del sida, y en el de Zur Hausen a establecer la conexión entre el papiloma humano y el cáncer cervical.
Unos logros que se unen a muchos conseguidos en las últimas décadas pero que no han permitido erradicar estas enfermedades y de ahí la necesidad de seguir investigando y de utilizar su responsabilidad como premios Nobel para influir en los Gobiernos para que respeten sus compromisos, dijo Barré-Sinoussi.
"Veremos si tendremos éxito o no", agregó escéptica.
A pesar de todo, los tres se mostraron orgullosos de un premio cuya dotación económica -a repartir entre los tres- de diez millones de coronas suecas (un millón de euros) destinarán en su mayor parte a la investigación y que sirve para demostrar lo que se ha avanzado.
"Este premio es una maravillosa oportunidad de recordar que podemos ganar a esta infección incluso sin una vacuna", dijo Barré-Sinoussi, que también afirmó que es "el momento de recordar la discriminación y estigmatización que han sufrido los enfermos de sida", lo que "no es aceptable".
Por su parte, Montagnier, de 76 años, insistió en que aunque el objetivo de "erradicar la pandemia" aún no parece cercano, sí hay "muchas formas" para reducir los efectos de la enfermedad y limitar su extensión, a través de sencillas medidas de higiene genital, mejora de la nutrición y estímulo del sistema inmunitario.
Sin olvidar la importancia que podría tener para los enfermos de sida el desarrollo de una vacuna terapéutica -ya que la preventiva parece a día de hoy imposible de alcanzar-, que podría estar lista en un periodo de un mínimo de cuatro años, como ya ha señalado Montagnier en varias ocasiones.
Y lo más importante y urgente, lograr un acceso universal a los tratamientos contra el VIH/sida, "un sueño por el que debemos seguir trabajando", afirmó Barré-Sinoussi, con 61 años la más joven de los tres galardonados.
Mientras, Montagnier reconoció que están "aún lejos" de saber por qué hay gente que no se infecta -apenas un dos por ciento- , por qué algunos virus escapan al tratamiento o por qué el VIH es capaz de crear un reservorio en el cuerpo que obliga a los portadores a seguir un tratamiento de por vida.
Un montón de incógnitas por resolver y en las que trabajan estos dos expertos virólogos del Instituto Pasteur de París desde comienzos de la década de los 70.
Desde la misma época pero en Alemania, Zur Hausen ha estado centrado en demostrar que el virus del papiloma humano (HPV, por sus iniciales en inglés) jugaba un rol en el desarrollo del cáncer cervical, el segundo más común entre las mujeres.
Y ese papel de los agentes infecciosos no se limita al cáncer cervical, ya que Zur Hausen hizo hincapié en que cada vez se están descubriendo más tipos causados por virus.
"Espero que este premio Nobel ayude a crear más concienciación del papel de los agentes infecciosos en el cáncer", añadió este investigador, de 72 años, fundador del prestigioso Instituto Alemán de Investigaciones sobre el Cáncer (DKFZ).
Por ello insistió, por ejemplo, en la necesidad de informar de la eficacia de forma preventiva de la vacuna en el cáncer cervical, que funciona para entre el 70 y 80 por ciento de los casos.
Zur Hausen aboga por vacunar a todas las niñas de entre 9 y 14 años, margen que se ha establecido porque debe administrarse antes de que empiecen a ser sexualmente activas, lo que varía mucho entre los países.
Los tres investigadores recogerán el premio el próximo miércoles, de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia, en una ceremonia que se celebrará en Estocolmo.
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