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La norteamericana Patti Smith ofrece su versión más acústica en el Palau

EFE

La cantante norteamericana Patti Smith ha ofrecido esta noche en el Palau de la Música su versión más acústica en un concierto dentro de la programación del Festival del Mil·leni.

Con un público que no es el habitual del que asiste a conciertos de música clásica en el Palau, la platea y los dos anfiteatros lucían un lleno de seguidores entregados, en su mayoría de edad mediana -40 a 50 años- que han aplaudido con locura cuando Patti ha aparecido sobre el escenario con su aspecto desaliñado, su inseparable americana negra y su pantalón tejano.

Cuando ha dicho en catalán que estaba "muy contenta de estar en Barcelona", el auditorio casi se viene abajo. Un público que incluso le ha perdonado una equivocación en una canción cuando ha tropezado con el micro.

La otrora 'madrina' del punk ha demostrado que conserva esa voz que tan pronto puede cantar dulcemente una balada como mostrar el tono desgarrador de sus graves.

La Patti Smith más acústica, casi una rapsoda, ha comenzado con diez minutos de retraso sobre el horario previsto con "Spanish boots", en un estilo folk que hoy practican norteamericanos como el Eddie Vedder en solitario o Iron and Wine.

En esa primera parte ha continuado con "Redondo beach", uno de los grandes éxitos de sus inicios, o con "My Blakean year", con la que ha aflorado la Patti Smith más estridente y punk, para dar paso seguidamente a la rockera comprometida de "Ghost Dance", una canción dedicada a las poblaciones indígenas de todo el mundo.

La Patti Smith más lírica, ayudada por sus gafas estilo John Lennon, ha recitado "Birdland", cuyos versos ha acabado casi escupiendo con rabia.

El trabajo acústico de sus dos acompañantes, uno de ellos el inseparable guitarrista desde sus inicios Lenny Kaye, ha tenido un brillo especial en canciones como "Wing" -de su álbum "Gone again"-; "Beneath the southern cross", que ha dedicado a sus admirados escritores, entre los que ha citado a Ginsberg, Bolaño o Rimbaud.

Con "Dancing Barefoot", de su álbum "Wave", el público ha disfrutado de lo lindo, aunque todavía sentado en sus butacas.

En la primera parte del concierto ha estado acompañada por dos guitarras acústicas u ocasionalmente un piano, mientras en la parte final ha introducido los sonidos de un violonchelo y un violín, que han dado más color a temas como la orientalizante "Wild leaves", un tema extraído de su disco "Dream of life", el primero que publicó después de la disolución del Patti Smith Group allá por 1988, o a "It's a dream", un tributo de la poetisa a su "hermano" Neil Young.

En toda la noche Patti no ha parado de dialogar con el público, de explicar detalles de las canciones, recuerdos de cuando fueron compuestas.

La más aplaudida ha sido "Pissing In A River", un corte de su segundo álbum "Radio Ethiopia", que ha acabado de manera desgarradora, lanzando el pie del micro, un tema que en su día dedicó a su amigo Paul Getty y que hoy también ha querido dedicar a Barcelona.

Casi sin descanso han sonado los acordes del piano del "Because the night", una canción escrita originariamente por Bruce Springsteen, que ha conseguido que el público entonara casi de memoria.

El concierto ha concluido con una especie de comunión con todo el público en pie cantando "People Have the Power", antesala de lo que vendría después en los bises con "Gloria", otro de los clásicos de la cantante y poetisa neoyorquina, que ha demostrado que a sus 64 años sigue en buena forma.

Jose Oliva

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