Este artículo se publicó hace 15 años.
Nueva Delhi
Corren tiempos difíciles para las vacas sagradas
Las vacas sagradas que deambulan por Nueva Delhi lo tienen cada vez más difícil. Mientras el creciente tráfico de la capital las acorrala cada día más, las reses callejeras se enfrentan a un nuevo enemigo: el vaquero urbano. Cada vez es menos frecuente la imagen de una larga fila de coches parados esperando a que una vaca cruce tranquilamente la carretera.
El bovino campa a sus anchas por caminos, pueblos y urbes, mientras se alimenta de los restos de comida esparcidos por el suelo. La agresión a una vaca puede estar castigada hasta con un año de cárcel, lo que pone en serios aprietos a los conductores en la ciudad, que a veces pagan con su vida evitar dañar al animal.
Un grupo de ciudadanos de Nueva Delhi demandó en 2002 que se limpiaran las calles de ganado y el Alto Tribunal les dio la razón. Nueve años después, el vaquero urbano Arun Singh sigue tratando de apresar bovinos en la Vieja Delhi pertrechado de una cuerda, mucha fuerza y un camión que le espera mientras las reses vagan con aire indiferente y manso por las callejuelas del barrio. La celebración en 2010 de los Juegos de la Commonwealth apremia a la capital india para que todo esté a punto.
Mientras que el año pasado los cazadores vacunos lograron retirar unas 20.000 reses de la circulación en Delhi y trasladarlas a las afueras de la ciudad con un microchip de identificación en su interior, otras tantas hicieron el camino inverso. Campesinos pobres acuden cada día a la capital con su ganado y suministran a las 2.300 lecheras ilegales, que venden la leche en las barriadas de chabolas a un precio muy barato.
"Los miembros de las mafias lecheras nos agreden con palos y cuchillos", comenta Singh, cazador bovino de 34 años. También lo hacen hindúes ofendidos por la desaparición del animal sagrado del paisaje urbano. Los 165 vaqueros que merodean por la capital tienen un trabajo arduo y peligroso por el que cobran unos 150 euros al mes. Los animales muchas veces lucen cornamenta y la mansedumbre se desvanece repentinamente tras haberse endurecido en la gran ciudad. Los extremistas, por su parte, se esfuerzan para que la vaca no desaparezca de la sociedad.
Una organización radical hindú quiere restaurar su preeminencia en India a través de un refresco hecho a base de su orina, que tiene propiedades curativas según el hinduismo y se bebe en festivales religiosos mezclada con otras hierbas ayurvédicas. El Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) o Cuerpo Nacional de Voluntarios está convencido de que le hará competencia a Coca-Cola y Pepsi.
El pasado febrero, el RSS, que cuenta con ocho millones de voluntarios en el país asiático, anunció que antes de final de año lanzaría al mercado esta bebida, todavía sin nombre ni precio. "Es útil para todo el país y para el mundo entero. Todo se cura con orina de vaca", dijo Om Prakash, jefe del Departamento de Protección de Vacas del RSS.
Ajena a estas turbulencias, una res escuálida y blancuzca se aposenta en una mediana frente al Mercado Central en Nueva Delhi mientras anochece en la ciudad.
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