Este artículo se publicó hace 12 años.
Nueva Zelanda "desmontará" la catedral de Christchurch debido al terremoto
Las autoridades de Nueva Zelanda "desmontarán" la catedral de la ciudad de Christchurch debido a los daños provocados por el terremoto que hace un año causó 185 muertos y las posteriores réplicas.
La obispo de la Diócesis Anglicana de Chrischurch, Victoria Matthews, indicó hoy que los operarios desarmarán la estructura de la catedral de 131 años de antigüedad hasta dejarla a una altura de dos o tres metros, según la prensa local.
"La catedral será desmontada con el mayor cuidado y respeto, al tiempo que conservaremos los tesoros que albergan sus paredes. No habrá máquinas de demolición haciendo el trabajo", afirmó Victoria Matthews, obispo de la diócesis neozelandesa.
La prelada agregó que los trabajos se alargarán durante un año y que existe el peligro de que se vean obligados a demoler por completo la catedral, el edificio más emblemático de Christchurch, ciudad situada en la Isla Sur.
"Entendemos el sentimiento de la comunidad por su valor icónico y por ser un lugar de culto para muchos, pero ahora es un edificio muy peligroso que hay que hacer seguro", manifestó Matthews.
La obispo anunció la construcción de una nueva catedral, en el mismo lugar o en otra localización, que con un coste de 50 millones de dólares neozelandeses (unos 41,7 millones de dólares o 31,4 millones de euros) incorporará partes de la actual.
Sin embargo, descartó la construcción de una réplica debido a su alto coste, que ascendería a cerca de 100 millones de dólares neozelandeses (unos 83 millones de dólares o 62 millones de euros).
El templo anglicano sobrevivió a otros violentos seísmos en 1881, 1888, 1922 y 1901, pero el temblor del año pasado y las réplicas le causaron daños estructurales que hacen imposible su restauración.
El pasado 22 de febrero, la ciudad de Christchurch conmemoró el primer aniversario del seísmo de 6,3 grados que causó 185 muertos e importantes daños materiales, incluidos 30.000 edificios.
El temblor provocó el derrumbe de la torre de aguja de la catedral, que ya había sido dañada durante otro terremoto en septiembre de 2010.
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