Este artículo se publicó hace 14 años.
Obama acaba su gira por Asia con logros de imagen y reveses en metas económicas
El presidente de EEUU, Barack Obama, concluyó hoy con una visita al Buda de Kamakura (Japón) su gira por cuatro países de Asia en la que cosechó logros en la proyección de la imagen de su país en el continente y reveses en sus objetivos económicos.
"Es magnífico volver a este gran tesoro de la cultura japonesa. Su belleza ha permanecido conmigo durante muchos años", indicó Obama, quien en repetidas ocasiones ha hablado del impacto que le causó la gran estatua, que su madre le llevó a ver cuando él tenía apenas seis años.
La etapa ponía de manifiesto algo que quedó en evidencia a lo largo del viaje: el uso de su historia personal para promover un mejor entendimiento con una región que concentra la mitad de la población y la riqueza mundial.
El presidente estadounidense visitó la India, Indonesia, Corea del Sur y Japón en un viaje que tenía como objetivos tanto reafirmar la implicación de EEUU en el continente frente a la ascendencia de China como abrir más mercados en Asia y reforzar la posición económica de su país.
La Casa Blanca, por boca de su consejero de Seguridad Nacional, Tom Donilon, asegura que logró todas sus metas: "profundizamos nuestras relaciones con nuestros socios y aliados, desarrollando al mismo tiempo una relación constructiva, positiva con China".
Aunque los logros son parciales. En la India, anunció nuevos contratos para exportaciones clave hacia ese país.
También promovió la imagen estadounidense al declarar su apoyo a que ese Estado cuente con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, participar en un animado debate con estudiantes en Bombay y -sobre todo- lanzarse a bailar durante la festividad de Diwali, la fiesta de las Luces india.
Su paso por Indonesia, su hogar de la infancia, fue más breve de lo previsto debido a una nube de ceniza volcánica.
Pero sí tuvo ocasión para conectar con el pueblo indonesio y lanzar un mensaje al mundo musulmán, con un discurso desde la Universidad de Indonesia en Yakarta en el que proclamó, entre aplausos, que "pulang kampung nih" ("he vuelto a casa") e insistió en que EEUU no está en guerra contra el islam.
Tras el éxito de las dos primeras etapas de su gira, comenzaron los reveses, durante la etapa surcoreana.
Obama y el presidente surcoreano, Lee Myung Bak, se habían trazado el objetivo de cerrar un tratado de libre comercio entre los dos países pendiente de ratificación desde 2007 y que EEUU considera esencial para promover sus exportaciones y crear puestos de trabajo. No lo lograron a tiempo.
El presidente estadounidense se vio obligado a defender en Seúl la decisión de la Reserva Federal de inyectar 600.000 millones de dólares de liquidez en la economía, que había suscitado críticas por su impacto en la cotización a la baja del dólar.
Y no consiguió que en la reunión del G20, el evento clave de esta gira, las mayores economías del mundo formularan medidas concretas para atajar los desequilibrios por cuenta corriente o un lenguaje firme contra la política monetaria china, que EEUU considera que mantiene artificialmente el yuan por debajo de su valor real.
La economía volvió a ser el tema central de la última etapa de su viaje, Yokohama en Japón, para participar en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que dio un impulso a la creación de un área de libre comercio para esa región.
Obama aprovechó esta estancia para reiterar su mensaje de compromiso con la seguridad en la región, en una referencia que no habrá pasado desapercibida en Pekín.
Ahora el presidente estadounidense, que volverá a viajar a finales de esta semana para participar en las cumbres de la OTAN y UE-EEUU en Lisboa, parte de regreso a casa, donde le espera un panorama complicado tras las elecciones legislativas que dieron la victoria a los republicanos el pasado día 2.
El jueves, Obama ya mantendrá una nueva reunión con los líderes republicanos en el Congreso.
Y tendrá que determinar una hoja de ruta para sacar adelante sus inmediatos desafíos: conseguir la aprobación, en la sesión de transición del Congreso antes de enero, del tratado de desarme nuclear con Rusia START y llegar a un acuerdo con los republicanos sobre recortes de impuestos.
Macarena Vidal
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