Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama asegura que EEUU logra avances contra la recesión
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo el martes que su Gobierno está abordando la crisis económica por todos sus frentes y que ve señales de progreso, mientras intenta dar seguridad a los estadounidenses sobre su estrategia de recuperación.
"Nos recuperaremos de esta recesión. Pero llevará tiempo, hará falta paciencia", afirmó en una declaración abierta durante su segunda conferencia de prensa emitida en televisión en horario estelar desde que llegó a la Casa Blanca el 20 de enero.
Ante la irritación por las controvertidas bonificaciones a ejecutivos de empresas y mientras afronta el escepticismo por su costoso plan de presupuesto fiscal, Obama trató de centrar la atención en su amplia agenda económica.
El mandatario habló ante los estadounidenses el mismo día en que pidió acciones coordinadas a las mayores economías del mundo, y apenas un día después de revelar un plan de 1 billón de dólares para eliminar los activos tóxicos de los bancos en medio de la crisis financiera global.
Obama habló después de una caída en las acciones estadounidenses, mientras los inversores se detenían a evaluar el últimos esfuerzos del Gobierno para limpiar los balances de los bancos. La euforia inicial por el plan había llevado a las acciones a un importante repunte el lunes.
Aunque la economía era el principal tema, la rueda de prensa de Obama también dio la oportunidad de establecer algunas metas una semana antes de hacer su debut a nivel internacional con su primera gira presidencial de envergadura.
Dejando a un lado las sugerencias de que en la cumbre del grupo G20 prevista para el 2 de abril en Londres se enfrentará con los europeos, Obama dijo que esperaba que los líderes compartan metas comunes para impulsar el crecimiento y revisen las obsoletas regulaciones financieras, además de evitar el proteccionismo a nivel comercial.
Obama, que ha prometido reparar la imagen de Estados Unidos en el exterior tras ocho años de Gobierno de su predecesor George W. Bush, dijo que había señales de que sus cambios de política estaban "restaurando la confianza" a nivel internacional en el liderazgo mundial estadounidense.
También dijo que hablaba en serio sobre su reciente apertura para un reinicio en las relaciones con Irán, un enemigo de largo tiempo de Estados Unidos, y sostuvo que el "status quo" del conflicto entre palestinos e israelíes era "insostenible", por lo que ratificó el deseo de Washington de avanzar en la solución de los dos Estados.
LA ECONOMIA DOMINA
Centrándose en la economía, Obama indicó: "Hemos puesto en marcha una estrategia amplia diseñada para atacar esta crisis en todos los frentes. Es una estrategia para crear empleos, ayudar a los propietarios responsables, restaurar el crédito, hacer crecer la economía a largo plazo. Y estamos comenzando a ver algunas señales de progreso".
Recientemente, Obama ha mencionado signos de mejoría en el devastado mercado inmobiliario, pero la mayoría de los indicadores económicos clave siguen estando bajo una enorme presión.
Los altos índices de aprobación de Obama ha sido puestos a prueba por la irritación pública ante el pago de 165 millones de dólares en primas para ejecutivos de la aseguradora American International Group (AIG), después de recibir un rescate fiscal por 180.000 millones de dólares.
El presidente se vio obligado a condenar en repetidas ocasiones las bonificaciones de AIG, mientras intentaba reducir el enfado público y las demandas para que el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, renuncie a su cargo por la forma en que gestionó el asunto.
La irritación por AIG distrajo a Obama de sus intentos por convencer a los estadounidenses de que su programa de estímulo económico de 787.000 millones de dólares sacará al país de la recesión y su plan de gasto fiscal récord de 3,55 billones de dólares será un dinero bien administrado.
Al tratar de centrar otra vez la atención en sus esfuerzos de rescate económico, Obama defendió su propuesta de gasto fiscal, que los republicanos e incluso algunos de sus aliados demócratas han criticado por considerarlo demasiado costoso.
La Oficina Presupuestaria del Congreso proyecta que con el plan de gastos del Gobierno habrá un déficit fiscal en 2009 de un poco más de 1,8 billones de dólares y casi 1,4 billones de dólares para el año fiscal 2010.
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