Este artículo se publicó hace 14 años.
Obama asegura que seguirá adelante con la reforma migratoria
El presidente de EEUU, Barack Obama, afirmó que su Gobierno procederá adelante con una reforma exhaustiva del sistema migratorio que "refleje nuestros valores como un Estado de Derecho y un país de inmigrantes".
En un discurso sobre inmigración en la Facultad de Diplomacia de la Universidad Americana en Washington, ante unas 250 personas, Obama aseguró que su Gobierno no irá posponiendo la reforma de un sistema "fundamentalmente fracasado".
"Hemos dejado claro que este Gobierno no va posponiendo las cosas y la reforma migratoria no es ninguna excepción", indicó en una alocución en la que, como se esperaba, no efectuó ningún anuncio y se centró en resumir su visión sobre la reforma.
Tras reconocer que la inmigración es un asunto "emocional" que se presta a la demagogia, subrayó su convencimiento de que es posible "dejar la política a un lado" y que los partidos, tanto el Demócrata como el Republicano, se unan para aprobar un sistema que "rinda cuentas".
La mayoría de los estadounidenses y de los legisladores demócratas, aseguró, "están preparados" para una reforma que incluya una vía para la regularización de los cerca de once millones de indocumentados que se calcula que se residen en EE.UU.; multas para los empresarios que contraten a ilegales y que refuerce la seguridad en la frontera.
Para sacarla adelante, indicó, son necesarios los votos de la oposición republicana pues sólo con los 58 sufragios demócratas en el Senado no hay "síes" suficientes para garantizar que la medida sale adelante, algo para lo que hacen falta 60 escaños.
"Sin el apoyo republicano no podremos resolver este problema, ésta es la realidad política y matemática", indicó, tras recordar que en intentos previos de acometer la reforma sí se contó con el apoyo de legisladores de ese partido.
El último intento, en 2007, promovido por los senadores Ted Kennedy -demócrata- y John McCain -republicano- fracasó debido a desacuerdos entre los propios republicanos acerca de cómo tratar a los inmigrantes ilegales que ya se encontraran en EE.UU.
Obama insistió en que una reforma migratoria debe contar con una vía para la legalización de los indocumentados, pues poner todo el énfasis en la seguridad en la frontera y detener y expulsar a los once millones de ilegales es "imposible desde el punto de vista logístico y salvajemente caro".
El sistema actual para permitir la entrada de inmigrantes legales, subrayó, también ha fracasado, pues ha dado lugar a grandes colas y a menudo deja fuera a candidatos aptos debido a su alto coste y la necesidad de contratar abogados.
El discurso de hoy de Obama es el último ejemplo de una serie de iniciativas del presidente para intentar promover la reforma migratoria, una de sus promesas de campaña.
Idealmente, la Casa Blanca querría ver la reforma en el Congreso a principios del año próximo, aunque los expertos dudan de que esto vaya a ocurrir debido a la falta de apoyo republicano.
Esta semana, Obama se reunió con grupos de apoyo a los inmigrantes y con los legisladores del bloque hispano en el Congreso.
En mayo acudió al Congreso para reunirse con los legisladores republicanos y, entre otras cosas, tratar de recabar apoyo para la reforma.
También en mayo, el presidente de México, Felipe Calderón, le pidió que tomara medidas contra la ley de inmigración de Arizona, que convierte en delito ser inmigrante ilegal.
Obama, que en el pasado había apuntado que esa ley está "mal concebida" y puede dar pie a la discriminación contra los hispanos, repitió hoy sus críticas, al indicar que ese tipo de legislación "pone una enorme presión contra las fuerzas del orden locales que se ven obligadas a hacer cumplir leyes de cumplimiento imposible".
El presidente estadounidense, que ha ordenado al Departamento de Justicia que estudie la ley para determinar si puede ser anticonstitucional, no dio indicaciones acerca de si ese organismo podría finalmente llevar la medida ante los tribunales.
Entre los presentes para escuchar la alocución se encontraban, entre otros, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg; representantes del "caucus" hispano en el Congreso como la representante Nydia Velázquez y el jefe de Policía de la ciudad de Phoenix, en Arizona, Jack Harris.
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