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Obama cree que EE.UU. no debe enviar un mensaje proteccionista al mundo

EFE

El presidente de EE.UU., Barack Obama, afirmó ayer que su país no debe enviar un mensaje proteccionista en momentos de crisis en el comercio mundial.

"Estoy de acuerdo en que no podemos enviar un mensaje proteccionista" al mundo, dijo Obama en una entrevista con la cadena televisiva Fox.

El mandatario aludió así a una controvertida cláusula incluida en el plan de estímulo presentado al Congreso y que exige el uso de hierro y acero estadounidenses en proyectos de infraestructura financiados con los recursos previstos en esa estrategia.

La versión ante el Senado exige, además, el uso de productos manufacturados estadounidenses en esas obras.

El plan que aprobó la Cámara de Representantes la semana pasada es de 819.000 millones de dólares, en tanto el que estudia el Senado podría ascender a unos 900.000 millones de dólares.

En sus primeras declaraciones públicas sobre la cláusula, Obama no ofreció detalles sobre posibles cambios, pero indicó que no se puede enviar este tipo de mensaje "cuando el comercio mundial está en caída".

La modificación o posible eliminación de la cláusula, conocida en inglés como "Buy American", pone a Obama ante una disyuntiva: por un lado, tiene presiones para proteger a los trabajadores en EE.UU. -ya furibundos por la pérdida de empleos por la competencia exterior- y, por otro, la posibilidad de represalias de socios comerciales que, a su vez, puedan profundizar la recesión global.

Buena parte de los gastos destinados a la infraestructura en el plan económico busca promover la competitividad global de la economía estadounidense a largo plazo.

Los demócratas, que controlan ambas cámaras del Congreso, prevén estudiar qué hacer con la cláusula, tras recibir varias quejas.

"Las preocupaciones son relevantes (...) estoy seguro de que el asunto será objeto de discusiones" durante el proceso de armonización bicameral, afirmó hoy el líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer.

La cláusula ha enfrentado a demócratas, presionados por los sindicatos y algunas empresas, y a republicanos, que advierten de posibles represalias contra EE.UU. si esta se mantiene.

El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, apoya que los fondos del plan "se usen para comprar productos nacionales y crear trabajos" en el país, dijo ayer a Efe su portavoz hispano, José Parra.

"Hay que tener muy en claro que estas cláusulas son consecuentes con nuestras obligaciones dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y nuestros tratados de libre comercio", explicó.

Pero el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, dijo el lunes que esa cláusula, en vez de mejorar la competitividad de EE.UU., podría "desatar guerras comerciales, cuando el mundo entero está experimentando una baja en la economía".

Mientras, líderes de Canadá y la Unión Europea hacen lo propio para que el Congreso abandone la cláusula.

Canadá y EE.UU. registraron un intercambio comercial de unos 600.000 millones de dólares en 2008, lo que convierte esta relación comercial bilateral en una de las más grandes del mundo.

Cabe la posibilidad de que Canadá presente quejas ante la OMC, porque el Tratado de Libre Comercio de América del Norte prohíbe claramente medidas como la cláusula en cuestión.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo ayer en una rueda de prensa en Berlín que urgió a Obama a que resista las presiones proteccionistas durante una conversación telefónica que ambos sostuvieron tras la investidura del mandatario.

Merkel expresó confianza de que, al final, se eliminará esa medida, al indicar que, si las crisis económicas del pasado sirven de ejemplo, "el proteccionismo sería la respuesta completamente equivocada".

De otro lado que la industria de acero estadounidense apoye la cláusula no sorprende a nadie, a juzgar por los millones de dólares que invierte en su "lobby" para que el Congreso apruebe medidas favorables al sector.

En tanto, la propuesta de consumir productos estadounidenses ha levantado ampollas en empresas como Caterpillar o General Electric. Y la pelea recién comienza.

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